lunes, 4 de agosto de 2025

"LAS PELOTUDECES DEMOCRATICAS"

 


Hará unos años, no muchos, el actual congresista Bermejo, implicado en varias serias acusaciones de tener un pasado proterrorista, se refirió suelto de huesos sobre "las pelotudeces democráticas", o sea los vacíos y resquicios que la propia Democracia brinda a sus enemigos, a aquellos que desde dentro buscan petardearla.

Para muchos fue un simple dicho, un exceso de un bocón que se había "excedido".

Sin embargo hay que ser muy ingenuo para no haber tomado en cuenta esas palabras, que hoy se reflejan en el intento de presentar un libelo de un asesino terrorista, cabecilla de uno de los grupos terroristas que asoló el Perú en los años 80's y 90's. El lugar para este "avant premier" fue una inocua "feria internacional del libro" que "sin querer queriendo" pretendió hacer de anfitriona de "la palabra" de ese asesino.

Los cómplices de este terrorista, disfrazados de "mansas ovejas" arguyen que todos tienen "el derecho" de hablar y expresarse " en Democracia". Tremendos caraduras que se valen de tontos útiles para volver a la carga, esperando el momento para volver atacar a la Sociedad. ¿O acaso olvidamos las viles  "cárceles del pueblo" donde retenían a sus secuestrados esperando el pago por su rescate? ¿Hemos olvidado sus coches bombas, asesinatos y otros atentados? 

Hay que ser imbéciles para creer que asesinos como Peter Cárdenas Schulte y otros se han convertido y arrepentido de sus crímenes o creen que Cerpa Cartolini, el Árabe, Tito y otros no estarían limpiando ya sus armas si no hubiesen sido abatidos aquel 22 de noviembre de 1997.

Esta situación ya la hemos vivido en el pasado cuando circulaban libremente voceros de los grupos terroristas como El Diario y Cambio, fomentando el odio y haciendo abierta propaganda al accionar terrorista. 

¿Qué decían en esos años las oeneges "defensoras de derechos humanos"? Pretendían hacernos creer que defendían "la libre expresión", cuando realmente eran parte de la estructura legal de los terroristas junto con "congresistas" como Diez Canseco, Letts, Espinoza, Piqueras, Simón y otros. Ellos eran parte de la llamada "izquierda legal" que servía de apoyo a "la izquierda revolucionaria" (sic ), debiéndose decir, la izquierda que disparaba a matar. La otra le lavaba la cara a los asesinos.

A lo largo de estos últimos 25 años, esa telaraña ideológica, política y legal ha trabajado para librar de la cárcel a cientos de terroristas mientras perseguían, acusaban y condenaban a otros tantos militRes y policías que los combatieron.

Que hoy el terrorista Polay pretenda presentarse como "luchador social" y justificando sus crímenes es una afrenta para el recuerdo de los héroes de Chavín de Huántar (Valer y Jiménez), del juez Giusti, del empresario minero Ballón y para el de cientos de víctimas de estos asesinos.

Polay no tiene ningún derecho. El terrorista que no cree en la Democracia no puede gozar de sus beneficios. Polay, próximo a ser excarcelado, no debería serlo y por el contrario, morir en prisión. El y otros asesinos hace muchos años debieron ser condenados a la pena de muerte, lo que no se produjo por el accionar de una magnánime  estupidez, una de las tantas "pelotudeces democráticas" que señala sin rubor el comunista Bermejo, riéndose en la tumba de miles de peruanos, víctimas del terrorismo.


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