Por mucho tiempo escuché hablar de "los derechos" de las personas, ignorando un dicho antiguo y siempre verdadero, "los derechos de alguien terminan donde empiezan los de otros". Existen los derechos, mas no los deberes.
Ello es obviado hasta en las situaciones más simples como estando apurado, alguien manejando un auto le quiere ganar el paso a un peatón en un crucero peatonal.
Esto, como decimos, no es de ahora pero se ha ido agravando con el empeoramiento de la educación, primero en el hogar y luego en la escuela.
Situaciones aparentemente graves como el tráfico vehicular en dos emblemáticas avenidas (Abancay y Javier Prado) podrían aligerarse si se cumplieran algunas normas como la prohibición del tránsito de "colectivos piratas" y por cierto la acción punitiva de las autoridades para impedirlo.
La ley está pintada en la pared y pocos están dispuestos a cumplirla para "evitarse problemas". Incluso jueces venales fallan a favor de los transgresores de las normas apelando a que "hay que respetar su derecho al trabajo".
Tanto en las avenidas mencionadas como en gran parte de la ciudad muchos se hacen de la vista gorda y ni qué decir del comercio callejero (no es ambulatorio porque instalan hasta puestos en las veredas y pistas) en muchas avenidas principales de la ciudad produciendo desorden , suciedad e impidiendo el tránsito de vehículos y peatones.
La solución a estos problemas pasan simplemente por cumplir y hacer cumplir las normas de diversos tipos. Para ello se requiere decisión y mano firme. En el caso de los colectivos piratas, por ejemplo, la incautación de autos, camionetas, cousters y hasta motocicletas que invaden no solo las avenidas sino carriles exclusivos.
Sin embargo el problema no son solo los infractores sino los usuarios de la unidades infractoras, so pretexto que "tienen apuro". Levantarse más temprano o programar mejor sus actividades solucionarían esas prisas.
Como vemos, la solución a muchos problemas pasan por cumplir y hacer cumplir la ley. Un país "chicha" (informal) le teme a la autoridad y quién la ejerce es tachado de "autoritario" y en el decir "progre", de fascista.
No teman a ello señores de la Autoridad de Transporte Urbano , Policía Nacional y Rafael López Aliaga, a quién lo elegimos para que dé soluciones, aunque sean impopulares.