sábado, 23 de noviembre de 2024

LA OROYA

 


En 1982 tras participar exitosamente en la Feria del Hogar como vendedor de libros de Centauro Editores, empresa que pertenecía a mi amigo Óscar Zevallos, éste me invitó a acompañarlo a La Oroya a una campaña de ventas.

Está ciudad era un lugar donde el aire presentaba gran porcentaje de contaminación además del poco oxígeno debido a su altitud (3745 msnm); ambos hacían difícil movilizarse por las escaleras de la ciudad, encima cargando en dos maletas varios sets de libros ofrecidos (uno sobre Razonamiento Matemático y otro sobre Razonamiento Verbal). Ambos títulos fueron exitosos títulos que acompañaron en la preparación de miles de estudiantes que pugnaban en ingresar a la universidad y que Óscar Zevallos con mucha visión, basada en su experiencia como profesor preuniversitario, supo volcar en la edición de estos dos libros, siendo el de Razonamiento Matemático de su autoría.

Antes de partir a esta "aventura de negocios" pensé que no lograríamos alcanzar los objetivos de ventas que se había fijado Zevallos. Eran simplemente prejuicios ya que no me imaginé el enorme interés por la cultura y la formación de los jóvenes en edad preuniversitaria en esta ciudad minera de siempre.

Estuvimos una semana "peinando" todos los campamentos donde residían las familias de los mineros y en las laderas de los cerros donde se había expandido la ciudad en aquel tiempo. Zevallos conocía el mercado y pese a ello sus expectativas fueron rebasadas. No nos quedamos con ningun libro del lote que llevamos.

Sin embargo una característica de esta campaña fue que el 100% de las ventas fue al crédito (para fin de mes). Un riesgo que mi amigo asumió con gran acierto. Cuando regresamos a fin de mes, logramos cobrar toda la cartera (0%  de morosidad).

Los mineros de la entonces Centromin Perú no solo eran grandes interesados en la cultura sino mejores pagadores.

La Oroya entonces era una ciudad con pocos atractivos, muy poca distracción y de un clima difícil (aparte de la calidad de su aire ya indicada); sin embargo la recuerdo con gran cariño por mi éxito como vendedor-cobrador-promotor de ventas.

Se me viene a la memoria un modesto cine a donde fuimos a ver "Muerte en el Nilo", basada en una novela de Agatha Christie y por supuesto el frío a partir de la caída de la tarde.

Pasó el tiempo y no volví, salvo de tránsito y en una breve parada en la campaña electoral en el 2021 de mi amigo Pepe Anderson , en la que colaboré pero lamentablemente no logramos el objetivo. Digo lamentable porque el Perú perdió la oportunidad de tener como Congresista a un buen hombre, bien formado , no solo en conocimientos jurídicos sino en Principios y Valores.

Quizás pronto vuelva a quedarme unos días en La Oroya para recordar aquellos días de hace casi 43 años. Ojalá que pronto tenga autoridades que trabajen por su desarrollo y prosperidad.


1 comentario:

  1. Bonita experiencia, José.
    También me la jugué vendiendo libros acá en Perú y en Venezuela.
    Descubrí qué no era lo mío.

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