Dice el dicho, "más vale tarde que nunca" pero desgraciadamente cuando el cáncer del crimen avanza lo que hay qué hacer se vuelve más doloroso.
Esto hemos podido constatar hará pocos día cuando se tomó la decisión de atacar con todo (con una operación llamada "Contención") a una organización narcoterrorista enquistada en las favelas de Río de Janeiro, desde donde no solo operan sino han tomado el control de los miles que viven ahí.
El costo ha sido de 4 policías asesinados por los delincuentes, quienes sufrieron importantes bajas y decenas de detenidos, a lo que los de siempre han salido a "defender" (oeneges derechohumanoides y la prensa progre) y por ende a protestar por la muerte de "jóvenes" y "el uso excesivo de la fuerza".
La lección de esto es que el espacio dejado por el Estado siempre es ocupado por alguien; en este caso por una organización criminal a la que algunos "reconocen como benefactora".
El tema termina siendo la necesidad de hacer profilaxis social a un costo demasiado alto pero imprescindible y aún insuficiente. Esta organización criminal se extiende por todo Brasil a igual que otra con la que rivaliza por el control del narcotráfico; por lo que se ha iniciado la extirpación de este cáncer pero falta mucho por hacer contra estos enemigos de la Sociedad que con la droga han esclavizado a millones de seres humanos.
Será necesario, por tanto, extirpar de raíz las conexiones financieras del lavado de dinero, que la justicia actúe y los legisladores de Brasil aprueben normas draconianas para que ni los cabecillas ni ningún integrante de estas bandas reciban penas benignas y menos en cárceles que terminan siendo "hoteles cinco estrellas".
Ya en el pasado el gobierno de Alberto Fujimori demostró cómo se derrota al terrorismo y hoy el Presidente Bukele hace lo propio en El Salvador; por lo que este paso en la lucha contra el delito debe seguir hasta extirparle.
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