sábado, 8 de noviembre de 2025

¿FAVORABLE?

 


En otra de las conversaciones sostenidas con mi amigo Rudy aterrizamos en una cuestión que algunos aún no valoran en su exacta dimensión; vale decir si la informalidad en todas sus expresiones termina siendo un colchón que ayuda a amenguar los impactos negativos de los decrecimientos del PBI "oficial".

No sé si hay estudios serios que hayan medido eso y no se queden en el romanticismo de considerar la informalidad como "una batalla quijotesca" para ganar el pan del día a día.

Quizás la informalidad tenga sus lados positivos en el corto y mediano plazo pero no definitivamente en el largo plazo. Ningún país es viable y logra ser desarrollado con un 70% de economía informal ("negra o subterránea").

Que nadie venga a decirnos que Gamarra es un emporio con un gran potencial exportador si en él se produce productos falsificados. Habría que ser estólido para pensar que ello podría entrar en las estadísticas oficiales de comercio exterior. Todo ello es posible que se "exporte" a mercados informales de Bolivia, Chile o Ecuador y de ninguna manera a la Gran Manzana.

Sin embargo, algunos me dirán, generan empleo. Es verdad pero sin ninguna seguridad social ni menos acumulación para tener una pensión para la hora del retiro. De hecho no estamos tan mal pero estaríamos mucho mejor si nuestra economía no fuera mayoritariamente informal.

La informalidad genera también sus círculos virtuosos, como el impacto en el consumo de  los involucrados, por ejemplo,  en la minería ilegal (o sea al margen de la ley y de incluso de las mínimas normas ambientales) pero , ¿y que del aumento en la tributación y con ello financiar un mejor sistema de salud, educación, de justicia y de seguridad?

Desgraciadamente en el Perú nunca se ha pensado en términos de largo plazo y para hacerlo hay que asumir costos en el corto plazo. No hay lonche gratis. Por lo tanto si un candidato nos habla de que "la política en  institucionalidad corren por cuerdas separadas a las de la economía", descartémoslo. Esa teoría de "las cuerdas separadas" recreada en la época del inicio de la crisis con el ollantanadinismo se irá al agua a pesar de la tan mentada "solidez de las bases de nuestra economía". No olvidemos, "tanta agua va al cántaro que termina rebalsando". Los edificios más sólidos terminarán en el suelo si la humedad corroe poco a poco sus principales vigas.

El Perú para crecer sólidamente requiere urgente un "shock de formalidad", de un gobernante que como Churchill ofrezca "sangre, dudar y lágrimas". Ninguna solución fácil trae resultados duraderos.

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