2019 ha sido un año que empezó movido y termina en calma chicha, aunque en el Perú nunca se sabe.
Por el momento, el golpismo viene ganando el partido con la complicidad de una prensa convenientemente aceitada con publicidad estatal, opinólogos que cobran jugosos RH bajo modalidad de asesorías. consultorías y otros y encuestas que alegremente dicen que un 62 % sostiene que un presidente incapaz de gobernar es "apto para el puesto". Por supuesto que no hay obras que mostrar ni al menos algo que soporte esa afirmación.
El Congreso no dio la talla para plantear una agenda y menos para afrontar la embestida de una estrategia que tuvo su punto más alto el 29 de setiembre, con amague previo el 28 de julio.
A casi un mes de iniciado el 2020 tendremos elecciones para configurar un nuevo Congreso. ¿Será mejor? ¿Dará la talla para enfrentar otra arremetida del golpismo temeroso de un pedido de vacancia?
Primero seremos expectadores de una decisión del Tribunal Constitucional (¿tendrá forros para fallar en favor de la Democracia?) y de lo que decida un juez respecto a la persecución política que sufre Keiko Fujimori, quien no muestra aún capacidad de enfrentar la injusticia que le llevó 13 meses a la cárcel y que hoy intenta devolverla a las mazmorras del golpismo, el mismo que pacta con la corrupta Odebrecht y no toca ni con un pétalo de una rosa a los corruptos del sur.
Cómo vemos, en el Perú no nos debemos sorprender sobre el devenir de los acontecimientos. Total, sí alguno de ustedes no ha visto volar chanchos o llover hacia arriba; no se afane pues en una de esas lo hará.
Entre tanto, cuidese pues si no se queda misio porque lo asaltaron, la crisis podría hacer lo que los cacos no hagan.
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