"Obras son amores y no buenas razones", es un popular dicho que escuchamos desde chico. Si habláramos de fútbol, un 9 no se sostiene si no mete goles. No hay tal que goce del favor del técnico y menos de la tribuna si no lo hace. Si fuera así, su camino es primero calentar banca y luego ser transferido al mejor postor que quiera "sus servicios" inútiles.
Si esto pasa en el deporte, qué decir de aquellos presidentes que "inauguran" obras inservibles o "primeras piedras". Hoy, presidentes como ésos, se sostienen gracias al apoyo de una prensa obsecuente cuya lealtad se incrementa con la publicidad estatal.
El Perú y quienes vivimos en esta Tierra dependiendo de nuestra edad nos acordamos de quienes sí hicieron obras que trascenndieron. Qué decir del Hospital Rebagliatti construído por el Presidente Manuel Odria (1948-1956), la Carretera Marginal hecha por el Presidente Fernando Belaúnde (1963-1968) y la Reconstrucción del Perú - tras el desastre socio económico que nació en 1963 y profundizado durante la dictadura militar (1968-1980) por parte del Presidente Alberto Fujimori (1990-2000). También recordamos al Presidente Alan García quien tras el desastroso primer gobierno (1985-1990) hizo un buen segundo gobierno (2006-2011) con espectaculares cifras económicas y también sociales.
Pero por qué serán recordados Valentín Paniagua, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y su jefa, PPK y Martín Vizcarra. Simplemente por ser presidentes de las oportunidades perdidas, de la liberación de cientos de terroristas, de la incapacidad, corrupción y de la ruptura del Orden Constitucional; cada quien de acuerdo a su imputación por lo hecho o no. Hoy el diario El Comercio recobra memoria y titula con una denuncia bastante preocupante. ¿Qué se viene?
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