viernes, 20 de diciembre de 2019
YO NO ME LLAMO JAVIER
Hace años se puso de moda una canción llamada "Yo no me llamo Javier". Una forma graciosa, entonces, a la que se apelaba para negar quiénes éramos, con razón o sin ella.
En los años recientes, los que caminan como patos, graznan y andan entre patos niegan serlo y de paso han "inventado" un verbo para deslegitimar a quiénes les recuerdan sus amistades, simpatías y complicidades. Basta con revisar el Informe de "Comisión de la Verdad" (sic) y visitar el Lugar de la "Memoria" o más aún revisar atentamente lo que dicen sobre aquellos años en los que el Perú se desangraba (conflicto armado interno), los ataques a los que defendieron al Perú ("genocidas"), la defensa abierta y soterrada a los terroristas (en casos de "ddhh" defendidos por eoneges rojas), homenajes a terroristas a través de conferencias, películas, reuniones y otros (Mezzich, Heraud y otros), propuestas como la "trenza" de Letts y otros.
Leamos qué decían en aquellos años los rojos ( hoy "ecológicos, feministas, aborteros y otros) en El Diario, Cambio y tanto medio escrito de la época. No retrocedamos mucho. Veamos qué decían hace poco.
Decir la verdad ahora significa" terruquear". Si "terruquear" es señalar la complicidad abierta o asopalada, entonces hay que terruquear. No podemos permitir que los cómplices, los primos hermanos y los terroristas se apropien de "la verdad" y pretendan volver a las andanzas o sea a llenarse las manos de sangre de nuevo.
Terruquear sin temor. El Perú no puede volver a caer en manos del comunismo asesino.
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