viernes, 28 de marzo de 2025

HACE 5 AÑOS

 


Hace 5 años el mundo vivió momentos dramáticos cuya mayor intensidad de los mismos se sintieron en nuestro país.

Más de 220 mil personas murieron a causa de la incapacidad y limitaciones del sistema de salud para enfrentar lo que en ese momento era la pandemia del COVID, una enfermedad nacida aparentemente en China y que rápidamente llegó a nuestro país. 

En ese entonces gobernaba el golpista Martín Vizcarra responsable del mayor genocidio ocurrido en el Perú. Ni en la Guerra con Chile ni incluso en el periodo del terrorismo murieron tantos peruanos.

Hoy poco ya se habla de decisiones desacertadas como el aislamiento prolongado que empezó el 15 de marzo del 2020 junto con medidas de control inauditas como la prohibición de tránsito de hombres y mujeres durante algunos días de la semana. Ya ni qué decir de la falta de respuesta para dotar a los centros de salud con algo tan simple como oxígeno así como el uso de inservibles pruebas para detectar la enfermedad. 

Hasta hoy ni el propio Vizcarra ni sus ministros y sobre todo los encargados del sector Salud han asumido su responsabilidad por las miles de muertes a consecuencia de su pésima gestión. Ya nadie se acuerda de convenios para desarrollar vacunas contra el COVID en nuestro país y la compra de pruebas de dudosa eficiencia, del ocultamiento de cifras de muertos  y menos de la corrupción que en su momento fue señalada por la prensa.

Lo que vivimos millones de peruanos fue terrible. Miles de hogares guardan aún luto por sus muertos y muchos aún no se recuperan de las consecuencias económicas producto de un aislamiento sin sentido.

Pocos quizás ya se acuerden de los sacrificios que hicieron el personal vinculado a la salud y las Fuerzas Armadas y Policía Nacional así como mucha gente que llevó ayuda espiritual como sacerdotes y otros. Ellos fueron héroes anónimos que incluso dieron su vida.

El aislamiento fue una dura prueba que acarreó graves consecuencias psicológicas e incluso problemas colaterales que ocasionaron la muerte de enfermos y pacientes de diversas dolencias por no tener atención especializada oportuna. La prioridad era combatir el COVID y salvar a millones de peruanos.

Tras cinco años pocos hemos hecho una verdadera reflexión sobre cómo afectó aquella enfermedad a nuestras vidas y si luego hicimos lo que prometimos para cambiar nuestras vidas, para bien por supuesto.

Ello es importante decirlo hoy que aquellos días parecen ya olvidados y también es oportuno exigir que la justicia terrena castigue a los responsables de las muertes pues la Justicia Divina lo hará en su momento.

No olvidemos a quienes murieron ni a los responsables del dolor, la muerte de muchos peruanos ni el icónico reclamo de aquella persona que a viva voz imploró al golpista Vizcarra en Arequipa por la vida de su esposo, quién finalmente falleció. Aquella vez Vizcarra huyó cobardemente sin atender a aquella mujer, mostrando su verdadera faz de falta de humanidad 



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