Ayer, como todos los lunes, miércoles y viernes, escuché en el programa Resistencia Crema una ingeniosa frase de boca de uno de sus panelistas, Francisco Pinto Rojas, cuando al referirse a una de las acciones para salvar o "resucitar" al fútbol peruano, dijo que "se necesitaba un exorcista".
¿Cabe alguna duda? Claro que no. El descarnado análisis del mencionado así como de los otros panelistas José Luis Gómez, Omar Dávila y el invitado conocido como El Vocha, faltando el verbo florido del director Adolfo Fito Palao, nos muestra que tan bajo hemos caído y la gravedad de la crisis del fútbol peruano.
Como bien sostuvieron, "hay que formalizar el fútbol peruano". No es posible que hasta esta hora en que escribo este artículo no se sepa si el partido Boys frente a la U se jugará en el Estadio Nacional y lo que sí se sabe es que un partido para definir un cupo a la Copa Sudamericana (Grau vs Garcilaso) se jugará en el estadio Mansiche de Trujillo sin público porque "no hay garantías" o varios equipos corren el riesgo de no tener cancha donde ser locales, de no pagar sueldos e incluso el alojamiento de sus jugadores.
El fútbol peruano es un "chiste de mal gusto", en donde ser exitoso como el Club Universitario de Deportes se penaliza con campañas en redes sociales llenas de odio y mentiras en vez de ser ejemplo de lo que se tiene qué hacer para llevar más de 60 mil espectadores cuando se juega de local.
Sin embargo no siempre fue así, como sucedió entre el 2000 y el 2021 en que incluso corrimos la suerte de desaparecer en medio del caos, la incapacidad y corrupción. Sin embargo gracias a la gestión del Administrador Temporal Jean Ferrari y su equipo hemos logrado resurgir, ser campeones después de 10 años (2023) y ser campeones en el año del Centenario (2024), a la par de los éxitos en fútbol femenino, en la Reserva y Futsal así como el resurgir del voley femenino; todo ello sumado al manejo económico, financiero y administrativo exitoso.
Ello le duele a algunos que en vez de seguir el ejemplo, intentan por todos los medios crear una corriente malsana en contra a través de las redes sociales, donde unos cuantos analfabetos que escriben "incha" o "avía" se disfrazan de hinchas, sabe Dios a cambio de qué y financiados por quiénes, o siendo enemigos se infiltran en diversas páginas o portales, difundiendo mentiras, cuentazos, pus y estiércol.
Soy hincha de la U pero no obstante no oculto los malos momentos o critico lo que hay que señalar; más no soy un francotirador. Soy hincha desde hace 60 años; viví los momentos de gloria del club (1967-1975), los bicampeonatos de 1966-1967, 1992-1993, por cierto el tricampeonato 1998-2000 y claro está los años de gloria del fútbol peruano en los que fuimos respetados y admirados (1969-1985).
Nuestra caída empezó tras la eliminación para el Mundial de 1986, maquillada por el subcampeonato de la Libertadores de 1997, la casi clasificación para Francia 1998 y la clasificación a Rusia 2018. Ello fue un analgésico que se le dio a un enfermo grave.
Hoy ello también se refleja en el llamado "periodismo brutality" que tiene su peor versión en desconocidos que fungen de periodistas. Cuánto extrañamos a Pocho, Óscar Artacho, Lucho Garro, la Catedral del Fútbol San Román, Óscar Artacho, Koko Cárdenas, El Veco, Roberto Salinas, Raúl Maraví, Litman Gallo, Bruno Espósito, Alberto Beat y tantos otros.
Escucho a Resistencia Crema porque emite opinión, no se casa con nadie, informa con veracidad, es entretenido y rescata la historia de la U. Fuera de este programa da qué hacer cómo otros intentan "crear contenido" con puro humo y ni qué decir de algunos programas deportivos que dicen serlo y previo a un Madrid versus Atlético, ni lo mencionan. De la prensa escrita ni se diga, aunque rescato al diario El Diez.
Es hora -Pinto dixit- de exorcizar y formalizar el fútbol, antes que sea tarde.
Gracias por tus palabras hacia nuestro programa.
ResponderBorrarDa gusto leer un artículo con base, sin fanatismo y con veracidad. Es cierto necesitamos de poderes sobre naturales para salvar al aliviado fútbol peruano.
ResponderBorrarA trabajar con gente que quiera trabajar.
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