Para la gran mayoría un desayuno no es tal sin la presencia del pan. Sin embargo, un tiempo a esta parte algunos han descubierto no tolerar el gluten por lo que ya tenemos en la oferta de panaderías y panificadoras productos que satisfacen la necesidad de estos consumidores.
Cuando niño iba a cuatro panaderías cercanas a la casa, cada cual de acuerdo al horario. Durante la semana íbamos a la panadería de Don Jesús en la cuadra 20 de Jirón Huaraz. Ahí comprábamos el pan francés o tolete (hoy desaparecido) para el desayuno.
En las tardes y los fines de semana íbamos a Rovegno (esquina de Brasil y República Dominicana) para comprar el pan coliza o el baguette y generalmente las tardes de los sábados íbamos más lejos a Romeo (Brasil con Húsares de Junín) para comprar pan de molde, chancay o pan yema.
El pan y las panaderías me traen también recuerdos como cuando íbamos a la panadería Panarello en La Punta, luego de estar en Cantolao, a comprar su exquisito pan francés o a la Bodega Olcese en la cuadra 3 de Avenida Sáenz Peña (Callao) para comprar el inigualable pan Chalaco o los cachitos de anís.
Desgraciadamente en los 70's la caída en la calidad del pan vino como consecuencia de la escasez de harina de calidad y otros ingredientes, lo que hizo que las panaderías tuvieran que adaptarse a los malos momentos.
Paradójicamente la llegada al mercado de aditivos químicos contribuyó a cambiar el gusto y calidad del pan y no para mejor. Los panes parecían más crocantes y de mejor apariencia pero solo por breves horas. Luego se volvían incomibles. Ya ni qué decir de inescrupulosas que abusaban del bromato.
A partir de los 80' el trabajo manual de los panaderos se vió favorecido por la aparición de diversas máquinas para la industria de planificación, las que en un primer momento eran importadas de segundo uso y luego eran fabricadas "adaptándolas" de los modelos importados. La típica "criollada" que no era sino una simple copia de modelos ya obsoletos.
El tiempo pasó y salvo honrosas excepciones el pan dejó de tener la calidad del pasado y como muchas cosas en la vida, su "vida y calidad" es efímera, aunque no tanto como "el pan popular" del quinquenio del primer gobierno de García, un pan casi incomible que a las pocas horas de salido del horno era poco menos que un "adobe", por su consistencia y color.
Sin embargo no todo es oscuro, hoy aparte del mencionado pan sin gluten hay una variedad enorme de panes hechos con harinas de diferentes granos y hasta incluso de maíz morado así como diferentes tipos de pan, aunque muchos no estan al alcance del consumidor común.
Hay panes para todos los gustos y bolsillos, aunque no volveremos a deleitarnos con el pan de antaño. El pasado ya pasó.
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