Dios escribe derecho en líneas torcidas, dice un sabio dicho y vaya que es así en una época donde quienes tuvieron la enorme responsabilidad de conducir a la Iglesia Católica no lo hicieron guiados por los Preceptos y Valores de ella.
La muerte de Francisco I, acaecida hoy lunes, abre la posibilidad de enmendar el camino errado, con el nombre de "sinodal", que nos ha sumido en un mundo pantanoso, equivocado y de penumbras.
Los tiempos de Dios son perfectos y su Voluntad no tiene errores. El sabe por qué suceden las cosas y no tengo duda alguna que el tiempo que antecedió a la muerte del Papa Francisco I le habrá permitido arrepentirse de sus errores y Dios en su infinita bondad lo haya perdonado y lo acoja en su Casa, como debería ser el fin de todos los católicos.
Los días que vengan serán de mucha duda. Dios ilumine a quienes son los Electores del próximo Papa, para que éste sea el instrumento para volver al verdadero camino, que no tiene nada que ver con el que plantean los enemigos de la Iglesia Católica.
Nuestra Iglesia es Eterna y no está al servicio de quienes ni son sus miembros ni de los que buscan confundir a los fieles con propuestas de "inclusión" mal entendida.
El 16 de octubre de 1978 fue electo como Papa Juan Pablo II, quién lideró la liberación del comunismo en varios paises europeos y con un Pontificado fecundo promovió la Fe, la Vida, la Familia y los Valores de nuestra Iglesia Católica. Habló claro y levantó la voz contra el comunismo opresor y en nuestro país enfrentó al terrorismo genocida. Nunca avaló dictaduras como la cubana ni menos le sonrió a gente como Maduro, Kirchner u Ortega. Hoy necesitamos un Papa como San Juan Pablo II.
Nuestra Iglesia no está al servicio de intereses mezquinos sino su fin es la salvación de los fieles.
Hoy ya descansa en Paz Francisco I. La tarea que se viene es ardua para combatir la confusión y la mentira.
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