Quien crea que vivimos momentos y circunstancias novedosas, simplemente o no ha vivido mucho o ha olvidado ello y olvidar es fatal cuando es hora de navegar en aguas borrascosas.
En el Perú es muy fácil pasar del entusiasmos desmesurado o al pesimismo más preocupante. Es algo que se ha normalizado a tal punto que ello es aprovechado por vendedores de humo y aventureros que nos ofrecen la fórmula medieval para transformar cualquier sólido en oro.
En coyunturas como éstas no faltan "los salvadores" que al estilo de un ex entrenador buscan "sacar agua para su molino". A propósito de ese ex extrenador recuerdo que era experto en ofrecer "soluciones ad hoc" a equipos en peligro de bajar de categoría". Este ser de voz aguda iba a los estadios donde jugaban esos equipos y a viva voz "explicaba" a su piquichón cómo debería jugar el equipo en problemas. Por cierto se sentaba muy cerca de los dirigentes de esos equipos , quienes terminaban botando al entrenador de turno y contrataban al "sabio chillón". Por cierto algunas veces acertaba, muchas se iba a la baja inexorablemente.
Lo que hacía ese ser con poca ética no era nuevo, era el famoso "maleteo", típico no solo en el fútbol sino en todos los aspectos de la vida. Los"maleteros" son seres viles que esparcen rumores, siempre están al tanto de cómo hundir con malas artes al rival pero no de manera frontal sino cobarde. Son aquellos que "levantan" al rival y luego lo apuñalan por la espalda (" no es mal funcionario, pero..."). Siempre hay un "pero".
Los maleteros no actúan por principios sino movidos por intereses personales o peor aún por encargo de alguien. Los mueve el rencor (alguna vez se sintieron perjudicados) u otro sentimiento negativo. Nunca actúan buscando el bien común. Siempre en su actuar está presente el "qué saco yo", el típico "como es la mía".
Los maleteros son peseteros y felones por antonomasia. Son el ejemplo de como actuaba "El Doctor Merengue", que decía una cosa y su sombra reflejaba sus verdaderas intenciones.
Cuidado con los maleteros. Hoy actuarán como si fueran nuestros amigos, nos adularán como alguien que decía "aplaudir con los pies" y luego apuñalaba por la espalda.
El maletero como buen traidor es despreciable y siempre terminará despreciado incluso por para quienes trabajan. Como dice el dicho, "el diablo paga mal a quien bien le sirve".
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