Así como la traición es vil, la lealtad es una virtud que enaltece a los seres humanos.
Lealtad a nuestra Fe, a nuestra Patria, a lo que pensamos. Ejemplos hay muchos, incluso al punto de ofrendar la vida.
Ser leal es difícil porque a veces hay que anteponer Valores y Principios a intereses particulares, sobre todo hoy en día que prima lo material.
No solo la lealtad sino todos los Valores se aprenden en casa y son cimentados en la escuela, pilares de la formación de los futuros ciudadanos. ¿Pero qué sucede si no es así y los medios de comunicación en vez de fomentarlos, promueven falsos valores?
Simplemente ello ha traído como consecuencia el que muchos sean leales a alguien o a algo mientras les den "algo". No por algo tenemos, por ejemplo, un nivel de transfuguismo político en niveles inimaginables. Faltaría espacio para nombrar a tanto impresentable.
La lealtad no está sola, con ella vienen otros valores que la complementan y permiten que las personas actúen positivamente.
Aprendamos a ser agradecidos y honrar, en vez de desdeñar, la sacrificada labor de los bomberos y dejar de referirse a algo banal hablando de "un saludo a la bandera".
Es hora de cambiar de actitud y reconocer a quienes , a pesar de todo, son leales no solo con otros sino consigo mismos.
No digamos como en el vals, la China Hereje, " ..al diablo el perrito y la calandria..." y más bien persistamos en ser leales y felices de serlo.
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