Todo pasado fue mejor, dice un dicho que extraña épocas lejanas; pero ¿realmente es así?
Ello es algo relativo pero a lo que concierne a mis recuerdos de cómo era la Semana Santa en mi niñez, "lo firmo" sin temor a equivocarme.
En aquellos años eran días de recogimiento y verdadero fervor. No eran día de "fiestas o de viajes "de placer" sino de oración y penitencia. Eran días donde la Familia oraba unida
Las radios dejaban de transmitir o propalaban música sacra o clásica mostrando un respeto a la Fe mayoritaria de los peruanos, algo que desgraciadamente ya no se da.
No hace mucho, en el 2020, muchos hicieron promesas de cambiar de vida. La muerte se veía cercana a raíz de la pandemia del COVID pero como todas las cosas pasó y la mayoría de penitentes volvió a las mismas. El mundo no cambió para bien y siguió su camino a su destrucción moral.
Ello era previsible teniendo a miembros de la Jerarquía que ya no representan la esencia del Catolicismo, difundiendo mensajes contrarios a él y promoviendo agendas aberrantes.
Es menester que ello cambie y volvamos a la Verdadera conmemoración de la Semana Santa y a otras celebraciones como la Navidad, hoy pervertida por mensajes que atentan contra ella.
Hoy recordemos a Dios hecho Hombre que murió en el Gólgota para salvarnos y resucitó al Tercer Día entre los muertos. Este mensaje es la esencia de la Semana Santa y es hora que lo tomemos en cuenta, de cara a una cada vez más cercano Final de Nuestros Tiempos.
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