YA ERA HORA

 

Ayer el Perú tuvo dos buenas noticias, ambas vinculadas a través de un hilo transparente pero no por ello imperceptible.

El portador de estas dos noticias fue el Tribunal Constitucional quien a primera hora ordenó la libertad del General Juan Rivero Lazo que sufría injusta cancelería (algo que señalamos en más de una oportunidad y desde hará mucho tiempo) y en horas de la tarde ordenó que se haga público el llamado "acuerdo de colaboración" entre el Perú con la corrupta empresa Odebrecht.

La primera es una victoria (aunque tardía) de un patriota que luchó por muchos años por su libertad coactada por la campaña del caviaraje contra militares y policías que combatieron y derrotaron al terrorismo en los fatídicos 20 años que duró su accionar. 

La segunda noticia es la victoria en la búsqueda de la verdad y justicia en la que batallaron el comunicador Phillip Butters y el jurista Wilber Medina. Esto permitirá saber los verdaderos alcances de un sospechoso acuerdo y cómo "ayudó" a la impunidad de decenas de corruptos y cuyos alcances son inconmensurables y aún desconocidos.

Al inicio nos referimos a un hilo conductor invisible y éste nos conducía al llamado caviaraje, cuyo poder se hizo fuerte a raíz del ascenso del provisional Paniagua en noviembre del año 2000.

Muchas desgracias del Perú tienen su origen en el actuar de este poco representativo sector pero de gran poder mediático, económico y social, al punto que incluso se hizo de la Presidencia sin ganar siquiera una elección (Sagasti).

Lo acaecido ayer es un par de derrotas que sufre la caviarada pero que no son definitivas, mientras sus operadores oenegeros sigan siendo operando sin fiscalización alguna.

Es hora que desde la Sociedad e Instituciones se busque no solo la verdad de lo que sucedió durante los años del más grande robo que sufrió el Perú (Lava Jato), sino que se escriba la verdadera historia de lo que sucedió en el Perú en los años 1980-2000 y que el llamado "informe de la comisión de la verdad" dejé de ser el referente con el cual se ha perseguido a cientos de militares y policías en los últimos 24 años, convirtiéndolos en "asesinos" y a los terroristas en "luchadores sociales".