miércoles, 13 de noviembre de 2019
IDAS Y REGRESOS
No hay idas sin retornos, salvo cuando emprendemos el viaje eterno. Sin embargo, aún en este caso, permanecemos en la memoria y corazón de quienes nos quieren y esperan nuestro retorno o nuestra salvación eterna.
Los viajes plantean problemas y dan la oportunidad de encontrar soluciones para éstos aunque parezcan no tenerlas
Depende de uno qué tipo de éstas deseamos.
Hay muchas canciones que le cantan a los viajes o a lo que se asemeja a ellos. Una
de ellas es La Nave del Olvido que cantan El Greco y José José en versiones distintas. Sin embargo no siempre los viajes traen penas por la partida. También son motivo de esperanza, de reencontrarnos con quien parte, así vaya a miles de kilómetros.
Una vez leí sobre las despedidas que se producen como consecuencia de las partidas. Una antigua leyenda sioux dice que quien mira las espaldas del quien parte, no lo vuelve a ver. Ya lo saben. También alguna vez en Puno, una señora que me vendía
el diario me dijo que si quería regresar hiciera un altar de piedras en un lugar poco visible. Así lo hice y volví al poco tiempo. Puno es, dicho sea de paso, un lugar entrañable en cuyo lago aledaño me gustaría que mis cenizas fueran esparcidas.
Bueno, deseemos pronto retorno a quienes viajan. Que sí tienen que tomar decisiones, lo hagan. La hora de las decisiones sonará más pronto de lo que creemos. Ya depende de uno qué camino seguir.
En un idioma oriental hay varias formas de despedirse, dependiendo del tiempo que demorará el reencuentro con el viajero. En este caso, diré Ya Ne!
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