martes, 5 de noviembre de 2019

DE CARA AL FUTURO


Hay momentos que debemos tomar decisiones. No necesariamente éstas serán fáciles ni menos populares.

Así fueron las del 8/8/90 cuando se aplicaron medidas económicas que lograron revertir la crisis económica de los 80s. El Presidente Fujimori fue valiente como cuando midió el riesgo y dió la orden para iniciar la Operación Chavín de Huántar.

Otra medida valiente y controversial fue la del 5/4/92. Los resultados convalidaron su importancia histórica. Incomparable e irrepetible si se quiere comparar con la del 30 de setiembre que en vez de revertir un desastre, está propiciando el deterioro de nuestro país sumido en una caída que viene desde el 2011 y quizás antes, a raíz ya no solo de la incapacidad sino de la corrupción.

Como las decisiones no son solo políticas, tenemos que recordar que nuestras vidas tienen encrucijadas en las cuales debemos decidir con valentía, entrepidez y por qué no, con una dosis de egoísmo, pensando en nuestro bienestar sin que con ello afectemos dramáticamente a quien queremos. Solo queda decir que no hay lonche gratis y que para hacer tortillas hay que romper huevos. No tomar en cuenta ello hará que querramos contentar a tirios y troyanos y finalmente ser atrapados en un mar de indefiniciones.

El momento de decisiones muchas veces nos llega sin que estemos preparados. No tomamos , muchas veces, la mejor decisión. Hay muchas variables que impiden ello; sin embargo existen las "buenas decisiones". Hay un dicho muy popular que dice que el enemigo de lo bueno es lo perfecto.

No olvidemos que hay herramientas que nos permiten evaluar alternativas tomando en cuenta los escenarios en los que nos movemos, los recursos que contamos y el tiempo que tenemos a nuestro favor.

Si usted que me lee está en un momento como el indicado, tómese su tiempo, evalue y decida. No hay nada peor que no hacerlo y más aún comprobar luego que al no haberlo hecho nos trajo tantos problemas, desazón y penas. La vida no da marcha atrás aunque hay casos muy extraordinarios que sí nos dan una segunda oportunidad o como dicen algunos, "el tren vuelve a pasar por nosotros". Una tercera vez, sí es casi imposible.


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