martes, 30 de junio de 2020
EL SEÑOR VARGAS
En el Perú no es costumbre llamar a las personas por sus dos apellidos; ni héroes epóminos son llamados Grau Seminario, Bolognesi Cervantes o Cáceres Dorregaray. Sin embargo se da el caso del literato Mario Vargas a quien sí se le llama por sus dos apellidos (Vargas Llosa). Así le gusta y así llaman a su hijo Alvaro cuya madre también lleva el apellido Llosa, al ser prima del Premio Nóbel. También es costumbre del periodista deportivo Lalo Archimbaud llamar a los futbolistas por sus dos apellidos. Excepciones poco comunes en nuestro diario quehacer.
Por ello no debió llamar a la sorpresa que en el debate presidencial de 1990 el entonces candidato Alberto Fujimori llamara "Señor Vargas" a su oponente y no había razón para que éste se sintiera "ofendido" como evidentemente se sintió. Ello y su derrota aplastante frente a un casi desconocido candidato hirieron su amor propio y nunca perdonó ello. Vargas se convirtió en enemigo implacable tanto del Presidente Fujimori como de todo lo que le fuera cercano como su hija Keiko cuya candidatura la combatió militantemente apoyando a "la parejita" y al "candidato de lujo" así como apoya hoy al accesitario de PPK. No le importó si apoyaba incapaces y corruptos. Su odio pudo (y puede) más.
Sin embargo llama la atención que en la entrevista publicada hace dos días en el Decano llame "a dar la batalla por la libertad y democracia" habiendo apoyado el golpe del 30 de setiembre del 2019. Son las "cosas del Orinoco". Ayer festejó la ruptura del Orden Constitucional y anteayer llamó a preservar "la división de poderes".
Mario Vargas fue militante defensor del castrismo para luego ser liberal y como tal no tuvo empacho alguno para ponerse al lado del NOM y de la caviarada. Alguna razón se deja traslucir cuando dice que Borges no recibió el Nobel por su simpatía a los militares argentinos y también al General Pinochet. Por supuesto no condena que pese a sus calidades Borges no recibiera el premio citado por cuestiones políticas, que Borges despreciaba dicho sea de paso. Vargas no tuvo que hacer mayor esfuerzo pues desde su militancia comunista odia al Ejército y lo que es cercano (recordemos su paso por el Leoncio Prado y su novela La Ciudad y los Perros).
Vargas es un fan del NOM y todo lo que ello implica incluyendo la despenalización del consumo y comercio de las drogas. Ni qué decir sobre su postura respecto a la Fe, la Familia Verdadera y la Vida.
Pareciera broma cuando dice que luchará por las consecuencias que traerá el post covid cuando ello va en camino de lo que planean los mentores del NOM. Ya decía su prima-esposa Patricia Llosa que Mario Vargas se dedicara mejor a hablar de literatura nomás . Y ni qué decir los sapos y culebras que le cayeron de parte de su tía-esposa y mecenas Julia Urquidi.
Finalmente, ya cómo "crónica rosa" sorprende que Vargas diga en la citada entrevista que ha pasado la cuarentema leyendo largas horas. ¿Tan aburrida es la Socialité?
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