martes, 16 de junio de 2020

LUCHA CONTRA LA POBREZA


Ayer leí dos artículos uno escrito por el economista Juan Carlos Mattews y otro por Arturo Granados en los que ambos coinciden en la prioridad de luchar contra la pobreza y por consiguiente contra el hambre.
Granados acierta con lucidez al plantear que la alimentación va de la mano con el agua, la que la empresa SEDAPA reparte gratuitamente a la gente que vive en las zonas más pobres y alejadas de Lima. Quién mejor que esta empresa para focalizar el apoyo pues saben dónde están quienes lo necesitan.
Es hora también del apoyo logístico de la empresa privada, de las FFAA y de la red de Parroquias Católicas e Iglesias Evangélicas. Ello no es nuevo. Ya lo hicieron el Guayaquil con resultados eficientes y exitosos en la lucha contra el covid.

Así mismo las autoridades municipales, como plantea también Granados, deben ponerse a trabajar, no en un escritorio sino recorriendo a pie sus distritos.

El hambre no espera y urge mitigarla tal como se hizo tras el Shock del 8 de agosto de 1990. La organización popular es valiosa. Los Comedores Populares, los Comités de Vaso de Leche, los Clubes de Madres y los nucleados en Ollas Comunes son la respuesta solidaria de un pueblo que tiene hambre y sed y que por supuesto también necesita de la Palabra de Dios, que es negada inexplicablemente por un gobierno que permite abrir mercados pero no templos.

A la par de esas medidas de emergencia, el Perú necesita volver a trabajar. Los peruanos reclaman un empleo digno creado por una iniciativa privada y no dádivas. La mejor garantía para que ocurra eso es persistir en el fomento de una economía libre con rostro más humano, solidario como han sostenido el Presidente de la Sociedad Nacional de Industrias Ricardo Márquez, el empresario del sector turismo Rafael López Aliaga, el empresario minero Roque Benavides Ganoza y otros.

El Perú no necesita "ches guevaras" como ha planteado el antropólogo Luis Guillermo Lumbreras (Domingo, 14 de junio 2020). Trabajemos para quitar la palabra "justicia social" de la boca de quienes buscan fomentar dictaduras como la castrista (desde 1959). Ya sabemos sus resultados. Ya sabemos qué trajeron consigo los subsidios, los precios controlados, el estatismo. Sabemos cuánto costó que el Perú resucitara en 1990 tras el desastre que se engendró en el primer gobierno acciopopulista, hizo metastasis en el gobierno militar (sobre todo en el velascato) y se desbordó en los 80s con el segundo gobierno acciopopulista y el primer gobierno del Mozallón.

El Perú requiere de gente lúcida y capaz como Mattews, Granados y muchos más y de funcionarios públicos trabajadores y honrados, de la FFAA, de las Iglesias y de la empresa privada así como instituciones como los Bomberos, Cruz Roja y organizaciones sociales.


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