miércoles, 24 de junio de 2020

MAGDALENA DEL MAR


El pasado 23 del presente el estado mexicano de Oaxaca afrontó un fuerte sismo con algunas muertes y daños materiales. El Perú vive en una zona sísmica, ¿estaremos preparados para afrontar uno?

Esta pregunta me hace recordar que en 2007, días después del sismo que abatió Pisco, Ica, Paracas y otras provincias, incluyendo Lima, conversé con el entonces alcalde de Magdalena Francis Allison respecto a la necesidad de organizarnos. Le propuse colaborar para llevar a cabo un censo para determinar con qué profesionales contábamos en el distrito a fin de tener una primera respuesta post sismo. La idea era organizar a los médicos, enfermeras, ingenieros, personal de las FFAA y PNP en situación de retiro y otros profesionales.
A Allison le pareció "buena idea" (claro que lo era) pero no hizo nada; ni él ni las sucesivas autoridades.

En distritos cómo Magdalena, hoy en día la gente no suele conocer a sus vecinos ni de cuadra, menos de su manzana. Organizarlos es una prioridad, no en el sentido cómo lo hacen los cubanos (Comandos de defensa de la "revolución") sino de una manera realmente democrática en su forma y objetivos.

La pandemia ha desnudado muchos casos invisibilizados pertenecientes a una clase media empobrecida que sufre los rigores de la crisis. El municipio no los conoce ni atiende. Un caso es la entrega de las 606 canastas de ayuda, cuya lista de beneficiarios publicitada no indica ni zonas de entrega ni menos criterios de elegibilidad. A nuestro entender, hoy en día mucha gente requiere un apoyo temporal. No hay Comedores Comunitarios ni las Juntas Vecinales cumplen a cabalidad su rol para identificar los casos de necesidad social.

La ciudadanía no conoce a su autoridad policial, menos al Jefe de Seguridad Ciudadana y tampoco a sus serenos.
El alcalde y sus principales funcionarios brillan por su ausencia pero algunos ayayeros, copiando malas artes, inundan las redes sociales insultando a quienes con todo derecho critican la inacción y no solo eso, sino también proponen alternativas de solución o líneas de acción.

Desgraciádamente Magdalena tiene una población electoral que en muchos casos no vive en el distrito, por lo que para algunos no residentes elegir se convierte en un acto irresponsable. Esta vez "se eligió" a un candidato desconocido que salió "por el arrastre" del ganador de la alcaldía provincial. Nunca supimos sobre su equipo de trabajo, sus propuestas ni menos sobre sus méritos, que seguro los tendrá pero hasta ahora no los pone al servicio de la comunidad.

Organizar a los pobladores también permitirá combatir  la inseguridad, haciendo que todos nos involucremos. Recuerdo el caso de la captura de una gavilla de delincuentes en un edificio multifamiliar en la avenida Brasil gracias a la decidida acción de unos vecinos. Que ello no sea una excepción sino una sana costumbre cívica.

Magdalena ya no es aquel distrito con sus casas típicas. Hoy es un distrito lleno de edificios de 20 pisos donde viven hasta 100 veces la cantidad de vecinos que moraban en la casa que fue derruída para construir el edificio. Ello trajo consigo problemas y externalidades como la falta de estacionamientos, congestión, mayor demanda de servicios y otros, los mismos que no han tenido como contraparte una mayor oferta de ellos. Ello en otras palabras significa la necesidad de un plan de desarrollo urbano cuya carencia debe solucionarse ya y sobre todo que no sea solo papel mojado en tinta. Este plan debe incluir el ordenamiento tanto del comercio formal y con mayor razón el infirmal. Las galerías comerciales y pequeños mercados han invadido la zona comercial mientras Magdalena se ha convertido en un nuevo clúster gastrómico y de diversión que debe recibir el apoyo y promoción del Municipio.

También cabe mencionar la propuesta del ingeniero Arturo Woodman que desde hace más de un año viene propiciando que el vetusto hospital Víctor Larco Herrera se transforme en un moderno hospital de la Salud Mental en un 60% del terreno que hoy ocupa, financiada su construcción con la venta del otro 40% del terreno donde Woodman propone se construya complejos habitacionales y de oficinas, un Centro Comercial con diversos servicios y áreas verdes. Ni qué decir de contar con un Mercado de abastos moderno, limpio y seguro; que el Coliseo Chamochumbi sea en verdad un centro de desarrollo deportivo, contar con una Unidad de Bomberos y un sistema integrado de salud (UBAP, SOLIDARIDAD, CENTRO DE SALUD DEL MINSA y servicios privados como el Doctor Paulini, por ejemplo) y la franja de la Costa Verde sea un lugar de esparcimiento y no una zona polvorienta donde enseñan a manejar.

Mención aparte es lo relativo al problema que significa la inmigración recibida por el disttito que hoy constituye un tema de humanidad pero también de orden y bienestar de los pobladores de Magdalena.

Cómo vemos se necesita trabajar con eficiencia, queriendo a su comunidad y contando con gente eficiente, honesta y  experiencia.

Como Magdalena hay decenas de distritos que requieren una verdadera transformación. Pónganse las pilas, autoridades y si no pueden váyanse a descansar.

2 comentarios:

  1. Excelente Don tribi,pero como se les mete en la cabeza a los alcaldes,si es que están pensando en sacar alguna tajada monetaria de cada proyecto o plan de trabajo y pensar en sus vecinos no está en su lista de prioridades.

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