Con no poca sorpresa y bastante indignación compruebo que la prensa en su gran mayoría está castrada y sirve al poder de turno sin mayor chistar. No importa nada, ni nadie.
Ayer leía al periodista Juan Carlos Ruiz quien sostenía como cualidades del Presidente Accesitario su instinto político, cabeza fría y capacidad innata (sic) para la sobrevivencia, suya por cierto y no la de miles de muertos y peruanos que han perdido su empleo.
Por cierto y a la luz de los hechos, el Perú no requiere en estos trágicos momentos de alguien como el que alaba Ruiz. El Perú, como lo dijimos ayer, necesita hoy y en los próximos años de un líder trabajador, honrado y eficiente. Que hable con la verdad y sea empático con los que sufren debido a la grave crisis sanitaria y económica. Un hombre que no se corra ante la adversidad y la muerte y que tenga la sabiduría de rodearse de gente buena y capaz.
El Perú del Bicentenario no requiere más odio ni aberraciones. Los errores (y delitos) en los últimos doce meses tienen que ser pagados por quienes los cometieron. Y claro está se requiere una Fiscalía y un Poder Judicial que castigue ejemplarmente a los corruptos de los últimos 20 años. Indigna leer que la corrupta Odebrecht insista en cobrar por Chavimochic o que nadie aún haya sido condenado tras 4 años de "investigaciones preliminares" por Lava Jato y menos por los robos en plena pandemia.
Hoy algunos recién se dan cuenta del daño que hicieron al Perú el ex PCM Zeballos y "ministros", llegando incluso a suscribir un acuerdo traidor a nuestra soberanía, lo que algunos intentan de soslayar y pretenden que el Congreso lo apruebe.
No bastaron con los millones malgastados en publicidad estatal ("mermelada") , asesorías y consultorías con "mucho swing" y los millones echados a la cloaca donde desemboca la ideología de género y la promoción de asesunos como Heraud, Blanco y tantos más, de carne y hueso y de ficción. Hoy algynos pretenden continuar expoliando a nuestra Patria y con ello destruirla.
El Perú no puede tener la continuidad de un gobierno incapaz como la hubo tras el desastre nadinehumalista que heredó al "gobierno de lujo" un país en franco retroceso. Hoy el Presidente Accesitario dejará un país quebrado, en su salud, en su economía y en su moral. El que tome la posta no puede ser un aventurero, un violentista, un comunista, un caviar o un liberal aberrante. El Perú necesita a sus mejores hombres, de Fe, que crean en la Libertad y en los Valores Republicanos que nos legaron los prohombres que construyeron nuestra Patria, hoy en peligro de desaparecer como lo estuvo en 1883 y en 1990.
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