martes, 7 de julio de 2020
¿AMBULANTES?
En los últimos días hemos sido testigos cómo cientos de vendedores informales (ambulantes) han invadido diversos espacios de Lima y los alcaldes distritales y el Metropolitano han sido incapaces para dar alternativas que permitan ordenar siquiera el caos desatado.
En 1980, mi profesor de Introducción a las Ciencias Sociales Jorge Osterling Alvarez Calderón publicaba un estudio hecho sobre el comercio ambulatorio. Concluía que ellos no tenían un lugar fijo de venta, se movían por donde hay potenciales clientes, detrás de ellos había una cadena subterránea de abastecimiento y su capacidad de reinversión era mínima, por lo menos en el corto y mediano plazo. Cada lugar ocupado que era dejado por un ambulante (que se volvía formal u ocupaba un puesto fijo) era cubierto por otro. Hoy a raíz de la crisis sigue así y el número de ellos crecerá y seguirá así mientras la economía no recupere su capacidad de demandar trabajadores para las fábricas, construcciones y el sector servicios formal.
Creer entonces que buscar su reubicación en Parques Zonales o ferias sin medidas coercitivas que acompañen esas medidas es una utopía. A ello el Municipio debe promover el encadenamiento del comercio informal con proveedores formales para romper el círculo vicioso de la informalidad. Solo con orden y medidas audaces cambiaremos el caos generalizado.
El Municipio deberá convertirse en el motor de un inicio de un shock formalizador no solo en lo económico sino en el cumplimiento de normas legales y cívicas. Que la anomia sea derrotada por el orden y que éste posibilite el desarrollo integral de la Patria.
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