Hará unos años, un hoy reconocido Cheff tuvo la gran iniciativa de incursionar con mucho éxito como empresario del sector gastronómico. Un gran mérito de alguien, cuyos pares por lo general se quedan en su papel de tales, entre fogones, cuchillos, sartenes, ollas y otros utensilios.
Su fama inició como especialista en comida francesa y luego fue uno de los impulsores de la naciente vertiente llamada comida "novoandina" que no era sino la comida tradicional andina recreada a través de la fusión de otros productos, formas de cocción y en su presentación.
Me estoy refiriendo al gran Gastón Acurio, que también incursionó en la televisión vía programas de "comidas". Por cierto no fue el precursor de ello a nivel nacional, sino recordemos a Teresa Ocampo y a nivel internacional, recordemos al gran español Karlos Arguiñano.
Sin embargo, Acurio tuvo el acierto de invitar a su programa a grandes cultores de la comida tradicional, quienes por "cinco minutos de fama televisiva" ingenuamente revelaban "secretos" transmitidos oralmente de generación en generación. Con estos secretos Acurio perfeccionó y recreó muchos platos, incrementando con ello su ya creciente fama y éxito empresarial.
Ello me hace recordar lo que me contaba mi amiga Annette sobre cómo algunos diseñadores iban a las salones de alta moda y lograban luego lanzar colecciones en base a la copia furtiva, superando muchas veces a las originales que marcaban la tendencia de la temporada. De igual forma lo hacían ya a nivel industrial los chinos a través de conocidos mecanismos, mecanismos que fueron replicados también por un empresario local que funge de "innovador e inventor" de máquinas industriales.
Algunos me dirán que "no hay nada nuevo bajo el sol", mas creo que las copias, el aprovechamiento de "los secretos" de otros y el mejoramiento de prototipos debe reconocerse por los que se aprovechan de ellos.
Al respecto señalaré a un seguro desconocido por mucha gente llamado Jano Montoya, homónimo de un ex parlamentario peruano, quién a mediados de los años 80's empezó a usar barriles de fierro para ahumar y cocinar alas de pollo y otras carnes. No recuerdo haber visto ello antes, por lo que creo -salvo error u omisión- que él fue el precursor de lo que hoy conocemos como la cocción de distintas carnes en cilindros.
Por cierto muy pocos saben de esto y menos de la existencia de Montoya, que era un comercializador de chatarra asentado en el distrito de La Victoria, muy cerca al Jirón Parinacochas, a quién conocí gracias a mi gran amigo Enrique Cubas y Rodríguez, conocido como "El Amiguito" por su gran don de gentes y ser (un verdadero) amigo de sus amigos. Cubas fue otro de los precursores pero de la comercialización e instalación de autopartes vía su empresa Konfort Car, cuya oficina en Lince (Casanova con Merino) era el centro de reunión no solo de ventas y negocios sino de encuentros de la famosa "Batería Pesada" como se refería a los Leones, al Bombero, a las Arañitas, JArroyo, Papá Noel, al Incautó, Carcovich y otros.
Hoy El Amiguito Cubas goza del "descanso del guerrero" en Las Vegas Nevada y de Montoya no supe más, pero usted que me lee no olvide de recordarlo la próxima vez que coma un lomo de cerdo cocinado "al cilindro". Él fue el inventor de ello; repito, salvo error u omisión.
Muy buen recuerdo de esaepocs gracias Jose un abrazo
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