Los países y sus instituciones cuando no se gestionan bien, finalmente tienen los resultados que nos muestran -lamentablemente- nuestro país y la selección de fútbol que participa en las clasificatorias para el mundial del 2026.
Soy de los que nunca me alegré con los malos resultados. Es más hasta hoy pensé que el repechaje estaba a nuestro alcance, pero sin dirigentes, un entrenador terco y nada flexible y un limitado equipo; ya pareciera que la suerte está echada aunque falten 6 partidos por jugar, incluyendo contra rivales directos (Bolivia y Venezuela).
Lo que mal inicia, mal acaba. La contratación del entrenador implicó su falta de lealtad a la palabra empeñada con Universitario, con quién tenía contrato vigente.
Pero no contento con ello se empeñó en "arropar" a un jugador que ya no estaba para jugar fútbol y promovió a otro jugador, que lo único que pareciera buscar es "sumar récords", aunque en ese intento esté borrando la imagen que la afición tiene de él.
Peor aún, Fossati siguió confiando en alguien como Tapia, llamado "el capitán del futuro", quién no tuvo reparos de no jugar por la selección dizque porque estaba cuidando su futuro. Qué sinsentido cuando este señor promovió la candidatura del filosenderista Castillo, poniendo el riesgo no solo el futuro de su familia sino de todo un país.
Ayer tras la derrota en Buenos Aires, el jugador Zambrano dijo que fuera de los que están, no hay más. O sea, estamos fritos.
En toda esta ópera bufa hay una cadena de responsabilidad; empezando con la dirigencia y terminando en una prensa afín a Guerrero, la que justifica su aún presencia en la selección con 40 años así como de otros jugadores que no rinden en la selección por una mala disposición táctica y también por falta de actitud.
Finalmente, el fútbol no debería importarnos tanto como la completa falta de legitimidad de la Presidente Boluarte, que ya prácticamente es un "error estadístico" (3% de aprobación), situación agravada por la fuga de su hermano sobre quién pende una prisión preventiva de 36 meses. ¿Ya han renunciado el Ministro del Interior y el Comandante General de la Policía, responsables de la fuga?
A la fuga del hermano de Boluarte, se suma, aunque muy pocos se indignan por ello, la del socio político de la Presidente, el condenado Vladimir Cerrón.
La permanencia de este gobierno -en cualquier pais- debería pender de un hilo pero más preocupa a muchos si sigue en el cargo Fossati y ya en redes sociales, algunos replican las intenciones de algún empresario en colocar estos últimos diez meses a x o z. Total por más que sea el desastre, pretextos siempre van haber cómo decir que "no ofreció triunfos".
Veamos qué sucede en estos días y si finalmente el hermano de la Presidente se entrega a la justicia o dentro de un año estaremos "celebrando un año de la fuga", como cierta prensa lo hizo con la hoy olvidada fuga de Cerrón.
Total, el Perú es un país donde "llueve hacia arriba".
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