Las casualidades existen. Hoy tuve un espacio cerca a La Botica(Petit Thouars 3910, San Isidro) y aproveché para visitar a mi amigo Rómulo Vinces, un empresario que hace 8 años apostó por la comida criolla generosa y de calidad.
Como todo esfuerzo no es individual, lo acompañan Miriam, Martín, Jesus, Leonardo y Magally.
Conozco La Botica desde sus inicios. Pasé inolvidables momentos atendido con cariño lo que hizo que siempre venga. Me esperan las auténticas Mollejas de mi Suegra, el verdadero Clásico (Cau Cau con Sangrecita), inmensas Papas Rellenas, Hueveras, Choritos a la Chalaca, Ceviches, Escabeches inigualables, Tacu Tacus y otros más.
La Botica funciona en un antiguo local donde funcionó una Farmacia. Antes se curaba enfermedades, hoy se engrie al estómago, se consolidan romances y las amistades se vuelven eternas. Los bohemios debbuen comer, de buena conversa y de los buenos tragos siempre están aquí.
Pará quienes les gusta lo mejor, La Botica es el lugar que debe visitar. La relación precio/calidad es óptima y les aseguro que si es la primera vez que vienen, no será la última. La Botica es un amor a primera vista. Un amor eterno, de esos que duran más allá del tiempo y la distancia.
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