El uso y abuso de las llamadas redes sociales está lleno de mentiras, odio y basura y quienes los difunden lo hacen sin vergūenza alguna y total impunidad.
Quienes son "los actores" de ello tienen muchas cosas en común; entre ellas ser asalariados (sabe Dios por quién); la ignorancia sobre lo que escriben y su desprecio por la ortografía y el buen escribir.
Siempre están atentos "al tema de moda" y cual carroñeros cibernéticos siempre están dispuestos a destruir honras; no importando cómo (un insano ejemplo de esto es lo que algunos difunden sobre el gran Roberto Chale, al que incluso ya dan por muerto).
Justamente a raíz del partido que jugó la selección peruana de fútbol contra la del Brasil, vaticinaban una goleada de proporciones, la misma que no se produjo por lo que se centraron en la jugada de gol, la que -según ellos- fue un "tremendo herror" (sic) de Raúl Ruidíaz. Por cierto ni se tomaron unos segundos en volver a ver la jugada y convencerse que ella se produce como consecuencia de un error puntual de un defensa, nada garrafal sino al contrario, un error propio de un partido de fútbol.
Esos mismos sicarios de la palabra señalan al entrenador Reynoso como culpable del "desastre" cuando está claro que el resultado final pudo (y debió) ser un meritorio empate entre dos selecciones con evidentes distancias en cuanto a calidad de juego y de integrantes (experiencia, equipo en lps que juegan y palmares). Reynoso supo aprovechar de una serie de posibilidades que brinda el fútbol, que es un deporte donde "todo puede pasar".
Para muchos está claro de dónde vienen los ataques y su motivación. Todas (o casi todas) las opiniones son respetables excepto las que se basan en la mentira y las que buscan crear un clima de odio con intenciones protervas. Ello ya lo vivimos en los últimos años con las campañas de los odiadores que incentivaban "el no a Keiko" y ya sabemos a quiénes y qué defendían.
El fútbol es llamado "lo más importante de lo menos importante" y es fiel reflejo de lo que vive la sociedad peruana. Para algunos no importa el bien común sino "sus intereses". Para estos felones cualquier cosa "es bueno", incluso aplaudir a nuestros rivales, con tal de recuperar prebendas perdidas.
El odio enfermizo y la propagación de mentiras o argumentos falaces deben ser combatido y desterrado; lo que pasa por cortar sus fuentes de financiamiento (en el caso de los asalariados) y aplicando adecuados antídotos sociales para bloquear la acción de la ponzoña de tanto individuo que pulula.
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