No es de ahora, "la derechita cobarde" existe desde antes como aquella vez que votó en el Congreso de Chile para elegir al comunista Salvador Allende en 1970.
Tras ello, Chile pasó las de Caín en los casi tres años que duró en el poder la llamada Unidad Popular. Hoy, 50 años después, Chile y los patriotas chilenos recuerdan la imperativa gesta de sus Fuerzas Armadas que con el liderazgo del General Augusto Pinochet Ugarte puso punto final al caos en que los comunistas habían sumido a nuestro vecino del sur.
Por cierto, el tiempo y con mentiras los herederos de Allende han "reescrito" la historia como han hecho en el Perú mediante esa comisión llamada engañósamente de "la verdad y reconciliación".
Chile se fue al hoyo con Allende y casi se había transformado en un satélite cubano.
La inflación, las expropiaciones, la escasez, la quiebra del sistema productivo y la formación de grupos violentistas comunistas (MIR, Partido Comunista, Partido Socialista y el llamado Grupo de Amigos del Presidente GAP) hicieron de Chile un país inviable. La inversión privada se fue a pique y muchos optaron por irse de Chile.
El pronunciamiento militar fue la única salida y la represión a los violentistas que trataron de resistirse a esta medida fue también necesaria. Hubo excesos, seguramente, pero no en la magnitud que el comunismo ha sostenido ni menos se ha explicado que entonces hubo cientos de subversivos armados por Cuba que tuvieron que ser desarticulados.
Se habla de miles de "víctimas", pero nadie explica cómo una "feroz" dictadura permitió que miles de comunistas se asilaran no en Cuba ni en los países de la entonces llamada Cortina de Hierro (países de la Europa del Este comunistas) sino en la Europa Libre y también Latinoamérica y en la lejana Australia.
Hoy cada quien recuerda en Chile a su manera. Los que reconocen el aporte de Pinochet a los avances en ese país buscan combatir los intentos de los herederos ideológicos de Allende de hacer un esperpento de Constitución; en tanto los violentistas lo hacen de la única manera que saben, vale decir con violencia y destrucción (no solo en Santiago sino en la Araucanía y en otras regiones).
Así como en el Perú es necesario revisar las mentiras de un informe y entender lo qué sucedió en los años 80s y 90s; Chile también tiene que reconciliarse con la verdad y comprender que una medida que se explica en una coyuntura pasada ya no es el camino sino que hay mecanismos constitucionales para defender la Democracia contra los intentos de los comunistas, quienes disfrazan sus verdaderas intenciones que no son sino de llevar al pueblo a la miseria y a verdaderas dictaduras, como las que sufren Cuba, Venezuela y Nicaragua.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario