Tras el estado de emergencia decretado en los distritos de San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres y Sullana (Piura) salen ya algunos (los de siempre) "a preocuparse por los probables excesos contra los ciudadanos". ¿Se preocupan por quienes son víctimas o por los victimarios"? Su historial en "la defensa" de los "luchadores sociales" habla por ellos.
Pero así como hay cómplices asolapados, hay tontos útiles que ven a un sicario menor de edad como alguien resocializable o a un avezado delincuente como un sujeto al que hay que defender sus "derechos".
La Policía no solo tiene que luchar contra la delincuencia sino contra la incomprensión de una parte de la ciudadanía sino también contra la labor de zapa de los enemigos del Perú.
Al igual que en los peores años del terrorismo, hoy nos enfrentamos a momentos dramáticos sin embargo hay gente como el propio alcalde de San Juan de Lurigancho que quiere "hacer tortillas sin romper huevos". El estado de emergencia implica restricciones en la libertad de reunión y tránsito por lo que los lugares de diversión tendrán que permanecer cerrados entre la medianoche y las 4 de la mañana; sin embargo el mencionado alcalde se opone a ello pues con ello se perjudicarán tanto empresarios como sus trabajadores y los propios clientes.
¿Pero qué quiere el alcalde? Que la vida transcurra en una normalidad que no es sino una vida llena de inseguridad? No hay lonche gratis, decía mi profesor Folke Kafka. Alguien finalmente paga la cuenta. Por tanto a aguantar.
El Estado debe garantizar el trabajo de la Policía frente a las leguleyadas y el abuso de los equipos legales de los delincuentes quienes no dudarán en presentar diversas acciones de amparo, obstruyendo el accionar de la justicia asi como de cierto sector de la prensa que no dudó en poner en evidencia los planes contra los terroristas del mrta en 1997.
Esperamos que el Ministerio Público y el Poder Judicial actúen en defensa de la Sociedad y hagan que los delincuentes la paguen.
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