Como ya lo he comentado en otras ocasiones, un día como hoy hace 31 años pasaba mi primer domingo en la ciudad de Freiburg , donde permanecería durante 8 semanas alquilando una habitación en la casa de la señora Quose, en Habsburguer Straße 102.
Partí de Lima el viernes 26 de enero en un vuelo de Aeroflot, que salió con retraso al ser intervenido un pasajero con drogas. El vuelo tuvo paradas en La Habana, Gadner, Shanon y finalmente llegué a Luxemburgo como a las 11:00 horas locales, tras casi 18 horas de haber partido de Lima.
En Luxemburgo esperé hasta las 18:00 horas que partí en tren a mi primer destino, Frankfurt. Llegué a la Estación Central y lo primero que hice fue comprar unos guindones en un kiosko dentro de la estación. Luego tomé un taxi para ir a mi alojamiento destinado por el Dresdner Bank quien me había otorgado la beca y había asumido los gastos desde ese momento. El taxi cobró 8 marcos (5 dólares) por una distancia de no más de un kilómetro.
Al llegar, el administrador del edificio me asignó el departamento ubicado en Schumman Straße donde me esperaba todo lo necesario hasta el desayuno del día lunes. Luego entendería que era así porque en los supermercados en Alemania, entonces, no atendían los domingos.
Poco a poco fui enterándome de algunos detalles que no estaban escritos en ninguno de las revistas ni libros consultados. Tomen nota que en aquella época de esa manera uno se enteraba cómo viajar.
Un primer detalle fue que el "primer piso" de allá era el segundo, para nosotros y que los productos que se vendían en las gasolineras , tal cómo es ahora aquí, eran muy caros. Una botella de jugo Granini costaba un 75% más caro que en un supermercado.
Aquella noche, tras desempacar, bañarme y comer algo, eran ya las 11:00 pm pero en mi reloj biológico eran las 4:00 pm y por ello tomé la Guía de Calles que me habían dejado y me di una vuelta hasta la Estación Central y alrededores, zona por cierto "movida" y algo insegura al caer la noche; algo que recién me enteré luego aunque era previsible que así fuera. Gente de mal vivir pululaba la zona entre ellos heroinómanos, prostitutas adictas, salas de juego y bares de dudosa procedencia. Vale decir que a pocos metros de la avenida que daba a la Estación Central, Kaiser Joseph, queda la Plaza Ponto, donde está el edificio principal del banco a donde tenía que ir a presentarme el lunes siguiente, o sea el 29 de enero.
Tras el paseo nocturno, sin incidentes, regresé como a las 2.30 am y horas más tardes salí a dar otra vuelta. Esta vez aprendí otros detalles como que la numeración de allá era de uno en uno o quizás algo más. Para ubicar el 324 no era cosa de caminar algo más de 200 metros sino muchísimo más y que los principales diarios de edición nacional, Frankfurter Allgemeine y el Südeustche Zeitung, no se vendían los domingos sino solo algunos de alcance regional y el diario popular Bild cuya edición dominical era de más de 100 páginas, o por ahí, y a todo color. El detalle fue que quise comprar uno y no estaba el vendedor. Así que me puse a esperar hasta que llegó otro comprador, tomó un diario y dejó unas monedas, por el valor del diario. Es así que tomé un diario, dejé las monedas y me fui. Así era Alemania (y seguro que seguirá siéndolo).
Caminé por horas, fui a Römer Platz, al famoso Palmen Garten donde había aire acondicionado que permitía que hubieran plantas tropicales en pleno frío y luego crucé un puente hasta la zona de Sachsenhausen, zona de diversión al estilo Barranco, llena de Kneippen (bares)
El día lunes 29 me presenté a primera hora a la oficina del señor Federico Cornelius, un alemán de origen chileno, quien me presentó al jefe del Área encargada de los becarios el Señor Siegfried Pröpper y a todo el personal, entre ellos una encantadora joven Sussane Kachel quien ya tenía todo preparado para el resto de mi estadía en Alemania, empezando por las mencionadas 8 semanas en Freiburg donde hice un curso de reforzamiento de idioma Aleman en el Goethe Institut, luego mi estadía ya en el banco; primero en Frankfurt y luego en Hamburg aunque el azar hizo posible estar en Berlin -estadía no programada- durante una semana. Eran los meses siguientes a la caída del Muro de Berlin.
Ese lunes fui invitado a almorzar con el Responsable de las Operaciones del Dresdner Bank en Latinoamérica y el Gerente para Sudamérica del Deutsche Sūdamerikanishe Bank (una filial del Dresner). El almuerzo se llevó a cabo en un privado destinado para agasajar a los visitantes, algo que me sorprendió al ser solo un becario.
Luego de ello, terminó lo protocolar y tuve días libres hasta el viernes 2 en el que tomé el tren rumbo a Freiburg, donde empezaría la segunda etapa de aquel viaje Entre tanto, como parte de los gastos asumidos , aparte de los traslados, alojamientos, pasajes de tren y 900 marcos mensuales para otros gastos, toda esa semana fui a almorzar al restaurante destinado para los trabajadores del banco (Kantine).
Continuará....
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