Conversando el otro día con un amigo, nos acordábamos del famoso señor que caminaba Lima vendiendo "el Sanguito. No solo era un dulce tradicional sino rico y nunca nos hizo mal.
Eramos otra generación, no nos decíamos "equivocados" pero siempre rebeldes, como todos los jóvenes.
Como dice el Maestro Jorge Crespo, comimos "chups" en plena época del cólera y no nos pasó nada.
En mi caso, cuando iba al antiguo Estadio Nacional a la tribuna Norte comía "pan con carne" o empanadas y nunca pasó nada. Y no era que fuéramos de fierro. Y así como comíamos de anónimos vendedores, también lo hacíamos en modestas fonditas que abrían toda hora.
Hoy en día hasta mañana los restaurantes solo atenderán por delivery. A partir del lunes, los que aún sobreviven atenderán al 30% de su aforo. Algo es algo aunque la estupidez de los asesores impedirá que atiendan los domingos, salvo por delivery. Dicen que será una restricción estricta que impedirá de nuevo que los Emolienteros, los que venden desayuno en las esquinas y otros, no tengan ingresos ese día. Ese día no tendrán cómo comer.
Serán dos domingos como mínimo que volveremos a estar encerrados y un sector como el gastronómico ya golpeado, volverá a sufrir el embate de burócratas que ganan puntualmente un sueldo del Estado sin hacer, muchas veces, nada productivo.
¿Qué harán los cevicheros que tienen que preparar y servir sus potajes casi al momento? ¿O qué tendrán que hacer los anticucheros cuyos platos son servidos de la parrilla al plato, casi sin pausa? Ambos saben muy bien que sus platos no son viables con el delivery. Son muchos que sufren la cuarentena e incluso han tenido que cerrar sus locales pues el pago del alquiler no aguantaba más.
Al volver a recorrer el Centro de Lima, Miraflores o Pueblo Libre nos encontramos con emblemáticos lugares ya cerrados o con letreros que anuncian una "próxima reapertura" que quizás nunca se dé.
Los peruanos queremos trabajar y no asistencialismo comunista o populista que ofrece bonos de 600 soles mensuales durante un año para 5 millones de peruanos y peor aún que ni saben el monto total de recursos que se necesitan y menos aún cómo financiarán esto que representa casi el 20% del presupuesto.
Qué fácil es decirse empresario cuando lo que han hecho ha sido posible con el toma y daca debajo de la mesa y no cómo lo hacen a diario los verdaderos empresarios del Perú, a los que hoy un gobierno incapaz y preñado por la corrupción intenta desaparecer como parte de una agenda comunista.
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