jueves, 21 de mayo de 2020

AU REVOIR


La amistad es un bien invalorable y los amigos un don que hay que cuidar. No solo pedir sino dar, es un secreto que mantiene viva una sana convivencia. Saber decir gracias, disculparse cuando toque y dar una palabra de aliento, son cuestiones básicas en una relación amical.

Sin embargo hay quienes necesitan tener cerca a gente para exorcizar sus demonios y traumas. Otros no pueden vivir si no están rodeados de gente tóxica, que les traicionan y cuya ligazón no pueden romper.

Hará un tiempo volví a ver alguien tras muchos años con ocasión del velorio de alguien conocido en común. Pensé que ya no era el joven de modales destemplados que conocí hace 20 años, alguien al que la gente llama, "un alpinchista".

Tras su regreso al país donde vive mantuvimos una comunicación fluída gracias a las redes sociales y al tiempo disponible a raíz de la cuarentena. El tema recurrente siempre fueron las cifras e interpretaciones antojadizas que maneja un gobierno incapaz a raíz del covid. 

Ambos con algunos matices llegamos a similares conclusiones pero no tardarían en aparecer discrepancias que llegaron a caer en ciertas malcriadeces que no habían dejado de ser parte de su manera de ser. Sin embargo su pretexto era siempre que "era frontal". Una cosa es serlo y otra cosa es el irrespeto que justificaba victimizándose y cargandome la tinta a mí (con el pretexto que "yo creía tener la razón o ser un todista". Escribo y opino de lo que creo saber aunque sea algo. He aprendido a escuchar y a recoger opiniones divergentes pues eso ayuda a confrontar mis ideas y mejorar mis argumentaciones. Me es difícil aceptar muchas cosas pero finalmente trato de entender razones pero soy intolerante con quienes promueven agendas aberrantes y más aún con gente que no entiende que hay que respetar "los años". Quizás esa gente no tuvo la oportunidad de aprender eso en casa y menos aceptar que hay que ser respetuoso y a guardar formas mínimas aunque a veces no nos gusten, más aún cuando hay que hacerlo. 

Las ideas se respetan pero se confrontan y creo que por el respeto siempre traté de "llevar la fiesta en paz" hasta que otra actitud inamistosa suya diera lugar a que malcriadamente cortara comunicación "tirando la puerta" como está acostumbrado.

"Amistades" como ésa y menos comunicación alguna con ellas no son de mi interés así que me tiene sin cuidado su alejamiento. Lo que sí me hizo pensar fue una afirmación que sostuvo respecto a algo que pasó años atrás. Pude encontrar respuesta y ello me llevó a mirar con otros ojos algo que me había negado a aceptar. Hay algunos que pareciera que les gusta el trato de gente que solo ven en ellos "un hacedor de favores a pesar de que no sean agradecidos como se debe. Mucho recuerdo el caso de alguien que mantuvo "la confianza" de un felón a pesar de lo abyecto de su conducta. Cuando le advertí por qué no actuaba frente a ello, me respondió "déjelo nomás así".

Hay gente que no merece ya ni el recuerdo. Que estas líneas sean motivo de una catarsis personal que me permito compartir con ustedes que me leen y explican algo que lo tenía guardado evitando dar la razón a lo sostenido por unas amistades de verdad invalorables respecto a por qué no tuve esa misma deferencia del felón a pesar de que siempre le fui leal y dedicado cuando estuve a su servicio (a ello se refería lo dicho por el malcriado en mención).
Comprendí que hay gente así y que hereda una impronta a su descendencia. Así de simple y cuya explicación se la dejamos a los psicoanalistas.

Y punto! 

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