viernes, 29 de mayo de 2020
LO QUE SE ESPERABA
Tal cómo lo pensamos. No pudo ser diferente. Lo de hoy fue un sainete, reflejo de la actuación de actores de quinta y solo algunos reparto.
El decano de la prensa informa que tras un maratónico "debate" (faltó que dijera "sesudo") de doce horas con una presentación de algo más de dos horas de floro, mecidas y "esfuerzos", una interrupción de al menos dos horas ("los nuevos" congresistas también tienen hambre) y una demora de 90 minutos respecto a la hora prevista (la infaltable "hora Cabana"); 89 genios dieron la confianza a la incapacidad, 4 estuvieron en el sospechoso limbo de la abstención y solo 35 al menos se dieron cuenta cómo debía termunar ese inútil dispendio de tiempo.
Uno de los "nuevos" congresistas llegó a decir que "votar a favor o en contra no representaba confianza". O sea ni sí, ni no; sino "todo lo contrario". Otro dijo que "votaría a favor de la confianza pero que eso no significaba aprobar al gabinete". Solo aquí podía pasar algo así.
Algunos leyeron sin pudor unas cuantas líneas escritas sabe bien por quién, otros alzaban la voz y reclamaban iracundos a 19 ministros que no sabían si reir o llorar. Horas más tarde esos "indignados" les darían "su confianza".
Qué pensar si el mismo Presidente de este congreso disminuído es el tercero menos votado de 130. Gris casi oscuro no tiene fuerza alguna para hacer valer sus fueros ante el desplante de una ministra que se limpió los zapatos con el oficio con el que fue convocada para que explique uno de los tantos casos de dispendio y probable caso de corrupción.
Este congreso no solo es mediocre sino obsecuente. El poco de honor que parecía tener se licuó en medio del temor y escasa (quizás nula) capacidad de articular dos ideas. El "nuevo" Congreso es el reflejo de la "oposición" que merece tener un gabinete pleno de incapacidad. Lástima que algunos, ni 10 quizás, tengan que ser parte de un colectivo que averguenza.
Ya es hora que se exija carrera política desde las bases distritales, experiencia comprobada en el desempeño de una profesión y un examen previo de conocimiento relacionados con el trabajo congresal. No es posible que solo un congresista de 130 sea economista y encima dicten medidas tan desastrosas.
Es necesario que antes de asumir el mandato los electos aprueben con un mínimo de 16 sobre 20 pruebas de redacción de un texto de 3000 palabras, su sustento oral en no menos 10 minutos y por supuesto que tengan sustento teórico y validez empírica.
Si el pueblo elige tan mal que al menos un jurado de notables sean el tamiz que corrija cualquier intento de que gente sin capacidades mínimas intelectuales y por supuesto morales sean considerados "padres de la Patria". No más "come pollo", "lava pies", doctores o graduados secundarios "bamba" y menos gente con más "anticuchos" que parrilla de la Señora Grimanesa. Que acusados de execrables crímenes o delitos que no han enfrentado la justicia previamente puedan sentarse en una curul.
Sé que lo propuesto para ser realidad requiere una modificación de la Constitución y su respectiva ley de Desarrollo Constitucional; algo por cierto casi imposible ("Otorongo no cambia otorongo") pero que debemos impulsar para tener realmente un Congreso de verdad.
Ayer el periodista Phillip Butters mostró su indignación con un sonoro y castizo "no jo...". Haga mía esa indignación.
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