Tras declarar en el Ministerio Público, ayer la Presidente Boluarte nos contó un cuentazo (como diría PPK). Cuánto cinismo. Sin sangre en la cara nos dijo que los relojes Rólex que usó eran "un préstamo" del Gobernador Regional de Ayacucho y que las otras joyas eran "bisutería fina".
No tuvo reparos en justificar sus mentiras iniciales con el aval y complicidad de quienes ayer nomás decían luchar contra la corrupción.
Qué podemos pensar sobre la gestión de este gobierno, qué podrán decir quienes hoy son parte de facto de la bancada oficialista y que tuvieron la cobardía de no votar a favor de que se debata la Moción de Vacancia, obligando con ello a Boluarte a que se presente ante el Pleno del Congreso.
Pese a todo, hay algunos que llaman "show" a la exigencia ciudadana para saber la verdad. Una sociedad donde reina la impunidad requiere un shock de honestidad; de no ser así, todo estará perdido.
La traición de un sector de la derecha, a la que el jurista Altuve la bautizó como "dinista" abre un espacio para que surja figuras principistas; aunque también se corre el riesgo que sectores radicales y violentistas señalen sin distinguir a la derecha como sostén de la mentira.
Dicho esto, es menester aclarar que ni los cómplices del chorocomunista Castillo ni menos el caviaraje corrupto tienen autoridad moral para erigirse como "la reserva moral". Es por ello que consideramos un error no solo de orden moral sino político al no encabezar la lucha contra la corrupción.
¿Qué pasará en los próximos días? No descartamos que surjan nuevas denuncias que hagan insostenible la continuidad de un gobierno que tras 16 meses, no tiene nada qué mostrar. Entonces, ¿qué hará "la derechita cobarde"?
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