La gran Lucha Reyes cantaba y pedía que alguien regresara aunque sea para despedirse.
Hoy está de vuelta el Reconstructor del Perú Alberto Fujimori y no creo que sólo para despedirse sino para terminar una tarea que quedó inconclusa en el 2000.
Como bien dice el agudo Víctor Andrés Ponce en el editorial El Montonero, Fujimori está de nuevo haciendo política y para volver a Palacio de Gobierno, pese a sus 85 maracas, y para que ello sucede debe decirnos la verdad sobre lo que haría para volver a reconstruir un Perú al borde del precipicio.
Esta Democracia ya no da para más. No soporta más "separación de poderes" ni otros versos de quienes dicen ser demócratas. Ya es hora que se gobierne con firmeza y con autoridad.
Basta ya de los cuentazos y leyendas urbanas del caviaraje y de la izquierda proterruca. Hoy toca retomar las obras, la construcción de colegios y hospitales, la lucha contra la pobreza, de asfaltar carreteras y de dotar de agua y electricidad.
Es hora de volver al pragmatismo y de convocar a peruanos de bien no importando su ideología. Recuerdo la bancada que lo acompañó en el 2000, gente de primera (Martha Chávez, Luz Salgado, Absalón Vásquez, Pablo Macera -de u quien fui asesor-, Francisco Tudela, Gustavo Ibarra, Lucho Delgado Aparicio, Carlos Blanco, Elsa Vega y tantos otros).
Es hora de que el vuelva el Chino, sin los errores del pasado. Han pasado 24 años y mucha gente pide su retorno para volver a encumbrar al Perú en la senda del progreso, de paz y seguridad. Fujimori no sólo derrotó al terrorismo genocida sino cerró un conflicto de generaciones con Ecuador.
A pesar de alguna mezquindad, la Historia ya absolvió a Alberto Fujimori y el Perú espera que "el otoño del patriarca" sea el retorno de quien hizo resucitar al Perú.
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