martes, 3 de septiembre de 2019

LA IZQUIERDA Y LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE 1978 - PRIMERA PARTE

La historia debe servir para contar qué pasó en los días que vivimos entre 1977 y 1978. Días intensos en los que el Perú vivió el inicio del repliegue del Gobierno Militar (Segunda Fase) mientras el terrorismo genocida se preparaba para declarar la guerra al Perú.

Tras el pronunciamiento militar del 29 de agosto de 1975, la Junta Militar encabezada por el General Morales Bermúdez dio a conocer el Plan Tupac Amaru en el se establecía un cronograma de retorno a la Democracia que incluía la elaboración de una nueva Constitución por una Asamblea Constituyente.

Sin embargo, los comunistas se arrogan esa salida dizque "gracias a un exitoso Paro Nacional" llevado a cabo el 19 de julio de 1977, el que tuvo como respuesta despidos de líderes sindicales, deportación de cabezas visibles de la izquierda marxista así como detención de otros. Sin embargo semanas más tarde, el 20 de setiembre otro paro fracasaba estrepitosamente. 

Era tiempo de una crisis económica producto de la impericia del Velascato que trajo como correlato diversas protestas sociales promovidas por la izquierda marxista, pero que no dudó en participar en el proceso que precedió a las elecciones de junio de 1978.

En las siguientes líneas relataremos qué hizo el comunismo para enfrentar ese momento histórico buscando agudizar las contradicciones y sacar agua para su molino.

No vivíamos una primavera democrática pero ya había cierto margen de libertad de opinión. Ya existían revistas opositoras de corte comunista como Marka (desde mayo de 1975 y que en octubre de 1977 reaparecía tras ocho meses de clausura) y Unidad (órgano del Partdo Comunista moscovita) que sirvieron de caja de resonancia de esta corriente. 

Marka pretendió ser un Frente Único dando espacio a diversas opiniones, muchas de las cuales incluso ya hacían presagiar la posición que adoptarían en los 80s frente al terrorismo.

En el gobierno militar había varias posiciones, desde aquella que pretendía desconocer el retiro progresivo hasta aquella que quería que  la Constitución asumiera "los logros de la revolución".
La posición del entonces Presidente de Facto fue la de un equilibrista que logró sortear las presiones desde el frente interno (algunos primofásicos sobrevivientes y la postura del General Cisneros quien fue Ministro del Interior desde enero de 1976 hasta días previos a las elecciones de junio de 1978) hasta una presunta postura golpista de la Marina con el aval de Fernando Belaúnde, cuyo partido Acción Popular no participó finalmente en las elecciones y por ende en la Asamblea Constituyente. Cabe señalar también la importante salida del General Fernández Maldonado en julio de 1977 y un singular discurso del General Quevedo del Comité de Asesoramiento de la Presidencia en el CAEN que señaló que la presencia de las FFAA sólo se justifica  con la continuidad de las reformas de la Primera Fase.

Desde diversas tiendas se acusó a Morales Bermúdez de un supuesto pacto con el APRA, el que pretendieron evidenciar desde el mensaje de Morales Bermúdez en Trujillo (31 de marzo de 1976 y las declaraciones de Haya de la Torre en 1977, las que dio a una revista venezolana Resumen.

En noviembre de 1977 se planteó el Estatuto Electoral o sea las reglas de juego que posibilitarían las elecciones de la Asamblea Constituyente. Quié es votarían, quiénes podrían ser elegidos, los requisitos para que los partidos políticos (40,000 firmas y tener comités departamentales) y organizaciones participen, el uso de la cifra repartidora y el uso de los medios de comunicación.

La izquierda buscó ir unida sobre la base de un programa común; algo que era una quimera por cierto. Víctor Villanueva de entrada sostuvo en Marka que no creía que la Asamblea Constituyente dictará una Constitución medianamente aceptable.

La muerte del dictador Velasco el 24 de diciembre de 1977 y su posterior multitudinario entierro se pretendió usar como un plebiscito a favor de las reformas, cosa que no ocurrió en las urnas pues sus "herederos políticos", el Partido Socialista Revolucionario (PSR). Carlos Franco y Héctor Cornejo, soportes del Velascato, dijeron que Velasco aún muerto había derrotado a la derecha (Haya y Belaúnde).


1978 fue un año convulso que empezó con la publicación de las reglas de juego (Estatuto Electoral) y el cierre del Registro Electoral , un fallido paro nacional en enero, el vencimiento del plazo para inscribir partidos políticos y organizaciones participantes en las elecciones y la ruptura en el Partido Comunista de línea moscovita. Uno de las cabezas rupturistas fue Miguel Rincón que años más tarde se sumaria al movimiento terrorista MRTA.
El grupo separatista se hizo llamar PCP (Mayoría) e intervino aliado con la Unidad Democrática Popular (UDP) que nucleó a diversos movimientos comunistas vinculados al Movimiento de Izquierda Revolucionaria  (MIR) y a Vanguardia Revolucionaria (VR).

Las reglas de juego fueron criticadas pese a incluir a votantes desde los 18 años más no a analfabetos que decían sumar 2 millones de personas, a los que el comunismo veía como fácil presa de sus engaños.

Además de esto, hubo una serie de  hechos que hicieron temer el devenir político. El 31 de enero el General Moráles Bermúdez pasó al retiro junto con otros importantes generales como Gonzalo Briceño, Eduardo Portella y Enrique Falconí , pero logró sortear la oposición de la Marina que le tocaba asumir la jefatura del Comando Conjunto de la Fuerza Armada, la cual fue asumida por el General Pedro Richter quien mantuvo la Jefatura del Estado Mayor del Ejército y el General Oscar Molina Pallochia asume la Comandancia General del Ejército y el Premierato.

La postura comunista tuvo diversas caretas, desde el Frente Popular Antiimperialista y Democrático del Partido Comunista de tinte moscovita hasta posturas maximalistas del troskismo ("alternativa socialista") e insurrecionales como las de Ricardo Letts. A ello se unieron movimientos sediciosos en sectores de la oficialidad intermedia del Ejército ("La Orga") con apoyo de generales velasquistas ya en retiro. Ante ello la izquierda protestaba contra "el terrorismo reaccionario" por atentados a dos barcos cubanos y un atentado contra la imprenta donde se imprimía la revista Marka.

Según Marka, existían 34 organizaciones comunistas de las cuales 27 participaron en la campaña, 4 la boicotearon entre ellas Patria Roja y el llamado entonces "infantilista", Sendero Luminoso y 3 tuvieron posiciones ambiguas. De las 27, 16 pertenecían a la UDP (que ya se había fusionado con la UPDI de Letts y Malpica), 2 de aliados de la UDP, 5 en el FOCEP y 4 más (la Democracia Cristiana, cómplice del Velascato, la  Acción Revolucionaria Socialista de Mario Villarán, el velasquista PSR y dos minúsculos grupos más).

Continúa mañana





















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