jueves, 12 de septiembre de 2019

LOS AMIGOS DIGITALES

Somos de una generación que escribía cartas, llamaba por teléfono desde una cabina pública y leía libros, diarios y revistas únicamente impresos.

Pasaron los años y la tecnología permitió una serie de cambios en nuestras costumbres y también en la forma de interrelacionarlos. Muchas de las cosas que cambiaron fueron para bien. Algunas otras no fueron tanto y que incluso provocan nuevas dolencias como señala un informe del diario El Comercio (sábado 7 de setiembre, página 18).

Sin embargo el concepto de amistad y el valor que representa no ha cambiado ni cambiará salvo que confundamos las cosas y llamemos "amigos" a quienes son simplemente conocidos o con quienes tan solo conectamos en las redes sociales. Sin embargo ello no implica que esa conexión se pueda transformar en una buena amistad como me ha pasado a mí. Conocí a través de las redes sociales a Sergio, Luciano y Rolando, por citar a tres muy buenos amigos, y el permanente intercambio de ideas y el conocernos personalmente hizo que se forjara una verdadera y duradera amistad.

La tecnología permite intercambio de información e ideas pero ello no asegura que realmente nos lean. Hay tanta información, de variada calidad, que muchas veces hace imposible poder acceder a ella. Mucha gente finalmente lo que hace es darle "un me gusta" más no la lee. Algo preocupante cuando sabemos de la existencia de una tasa del 6% de analfabetismo y no sabemos de la tasa de "analfabetos funcionales".

Finalmente y volviendo a la tecnología hoy ésta ha acortado brechas. Hablamos por teléfono a un mínimo costo con amistades que viven a miles de kilómetros, accedemos a información casi a tiempo real y escuchamos música, vemos películas y otras desde nuestro smartphone. Ya no hay pretextos para no estar en contacto con seres queridos o amistades.  Sepamos nomás no caer en modas o dependencias y menos aún estar "alejados" de nuestros próximos (estando atentos a nuestro celular en vez de conversar con los que están frente a nosotros) y menos aún acercarnos a otras personas a través de aplicaciones que lo único que generan, en la mayoría de veces, es contactos perniciosos o falsos.


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