Tras largos meses de sufrimientos El Niño Terrible, el gran Roberto Carlos Chale Olarte partió a la Eternidad.
El 1 de febrero del 2023 escribimos una reseña sobre los hitos más importantes de su vida https://eloraculodedontribi.blogspot.com/2023/02/el-nino-terrible.html?m=1 .
Aquel día le pedíamos que "no se fuera", pero el cerebral volante ya necesitaba descansar. Así como soportó las férreas marcas rivales y supo sortear las defensas más recias, Chale afrontó con fortaleza las pruebas que El Altísimo le puso al frente con el apoyo de su incondicional esposa, Lucía Simic, sus hijos y sus amigos.
Oratoriano, formado por los Salesianos, supo que la vida nos pone pruebas en todo momento. Las asumió aquellas 48 horas en Buenos Aires en 1967 y quizás en su hora cumbre, aquel 31 de agosto de 1969. A los reyes de la picardía les ganó con sus propias armas, con desfachatez y calidad.
Cuando llegó a Argentina para disputar el trascendental encuentro respondió a la prensa argentina que iba a Buenos Aires "de compras". Aquella tarde fue parte del Once que escribió, quizás, la Obra Cumbre del Fútbol Peruano
Con el pelotazo que le puso en la cabeza a Rulli terminó de ganar la moral a los "campeones de la milonga". Ese día El Niño Terrible se graduó de Maestro.
16 años más tarde volvió a pintarles la cara a Bilardo, Maradona y compañía. Incluso aquellas tardes en el Nacional (23 de junio) y en el Monumental de River (30 de junio) Chale, ya como entrenador, les ganó la pulseada a los argentinos pero solo la actitud vil de un carnicero como Julián Camino, un despreciable Carlos Salvador Bilardo y un cobarde brasileño Arppi Filho no permitieron que aquella tarde el Perú volviera a eliminar de un mundial a los rioplatenses.
Chale formó dos grandes volantes en los momentos de gloria de nuestro fútbol. En la U con El Colorado Lucho Cruzado (no necesitaron de un tercer acompañante) y en la Selección Nacional con El Cabezón Ramón Mifflin, oratoriano como él.
Roberto Carlos no tuvo "un millón de amigos" pero sí "millones de hinchas", que admiramos sus destrezas y lo que siempre distinguirá a alguien que destaca en la U, la garra, el amor propio y "las palomilladas" en las canchas de fútbol, en donde siempre se le recordará.
Pese a mi corta edad -en ese entonces- recuerdo sus inicios en la U, sus grandes jornadas, su ida al Defensor Lima y su regreso para despedirse en dos tiempos, 1977 y finalmente en 1980.
A Chale siempre lo recordaremos solo con dos camisetas, la crema y la blanquirroja. Las demás fueron breves pausas que muy pocos las recordarán.
Ayer El Niño Terrible empezó a gambetear los últimos escollos antes de presentarse ante Dios. Los que creemos estamos seguros que San Pedro firmará "su pase" a la Vida Eterna.
En momentos que las victorias no se consiguen, su partida será motivo de unión de la afición y en el año del Centenario del Equipo Más Grande, será el faro que alumbre en camino del Campeonato.
Descansa en Paz, Maestro.
Y Dale U, por Siempre se escuchará!
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