Quienes hemos crecido viendo las noticias de las 10 de la noche, escuchando radio o leyendo las "novedades del día anterior" en nuestro diario favorito, a veces nos sentimos abrumados por la cantidad (muchas veces no calidad) de la información que fluye sobre todo en redes sociales.
Los chismes y mentiras no son nuevos; siempre han existido pero hoy en día la tecnología , al alcance de todos, y sus aplicaciones permiten una difusión rápida y masiva, pese a que Lima, por ejemplo, era considerada "la ciudad de las bolas".
Lo dicho se gráfica en cómo sectores cómplices del terrorismo reescribieron la historia convirtiéndole en "un conflicto armado interno, la época en que ocurrió en "conflicto armado interno" y los asesinos terroristas en "luchadores sociales que procuraban acabar con injusticias de siglos". En tanto los que combatieron a esta lacra fueron perseguidos, acusados y encarcelados señalados como "agresores de los derechos humanos" y su accionar "bautizado como terrorismo de Estado".
Esto ocurrió, en gran medida, por la inacción de la Sociedad que calló ante estas mentiras y porque quienes estaban obligados a responder no hicieron nada (o muy poco). Otros pensaron que no enfrentando las mentiras, éstas se diluirían. Grave error.
Al más estilo de un propagandista ideológico, "el miente y miente que algo quedará", lograron que las mentiras se convirtieron en "la nueva verdad", que es asumida hoy en día por desconcertados, ignorantes o gente , incluso, de buena fe.
Esto que es de una enorme trascendencia y por tanto de importancia, se replica en otros ámbitos como lo desatado en el último año por un pequeño sector que valiéndose de gente que funge de periodistas e historiadores niegan la historia reciente ("no bajamos de categoría en el 2020", o sea aquella tarde de noviembre no ocurrió) o quieren "apropiarse" del título de 1934. A ello se suma "historias urbanas" y reiteradas mentiras con fines claramente protervos como deslegitimar el Centenario del Club Universitario de Deportes, algo que por cierto no lograrán.
Estos hacedores de mentiras se valen de subterfugios y medio verdades para distorsionar "la verdad verdadera". Hay que enfrentarlos y no dejar pasar las cosas. La memoria es frágil y desgraciadamente muchos son víctimas de la desinformación y de las falsedades.
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