Gran parte de las desgracias de nuestro país se la debemos a la falta de memoria o a creer a algunos que han reescrito la Historia y difunden narrativas mentirosas.
De pronto aparecen algunos que hablan sobre "la necesidad de reformar nuestro sistema político" y creen que nos hemos olvidado que han sido responsables de "la reforma" del genocida Vizcarra.
Hay muchos que se cambian de lado y se voltean "como una media" con una velocidad de mejores causas. En los 90's eran "los técnicos" que trabajaron con el fujimorismo, sacon tiempo militaron en el antifujimorismo más ruín y hoy se dicen "demócratas".
Es por ello que aplaudo a aquellos militantes del partido que sea pero que se mantienen fieles a una línea; sin dejar de decir que es entendible a aquellos que en el tiempo han cambiado de parecer de manera coherente y correcta.
Sin embargo es importante que los verdaderos partidos se construyan con una ideología y principios claros; al cual se adhieran los ciudadanos y que sea un encuentro de voluntades. Los partidos como antaño tienen que hacer un esfuerzo en adherir cuadros desde temprana edad y formarlos ideológica y políticamente. Ello es una obligación, un deber cívico.
Es hora de acabar en las urnas con los cascarones, propiedad de advenedizos y aventureros, llenos de santimbanquis detrás de un puesto público o de alguna prebenda.
Por mucho tiempo escuché de los "gabinetes en la sombra" formado por destacados militantes y técnicos del partido más importante que había perdido las elecciones y hacían una oposición constructiva y fiscalizaban al partido ganador. Con el tiempo eso desapareció y también los equipos de Plan de Gobierno que cada cinco años enriquecían sus propuestas y no como ahora que en el peor de los casos son "copy-paste al estilo Jirón Azángaro".
Es hora de regresar a una exigencia verdadera de un número mínimo de afiliados acorde con un porcentaje razonable del Padrón Electoral y no unos cuantos miles, así como la presencia de un equipo técnico que acompañe a los candidatos presidenciales por un tiempo mínimo de un año.
Es hora de dar un salto de calidad y evitar que vuelvan a ser parte de un fraude, fórmulas como las de Castillo -Boluarte o más de tres decenas de candidatos para las elecciones del 2026.

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