jueves, 9 de mayo de 2019

EL CARTERO DE MI BARRIO

Era una persona de unos 50 años, trabajador  y siempre atento.  No recuerdo su nombre pero siempre estará en mi memoria. Era el cartero del barrio, oficio que hoy casi ha desaparecido debido a la tecnología, celulares inteligentes, Facebook, Correo Electrónico, Whattsapp, Messenger y tantos otros.

De niño esperaba las cartas de mi padre que enviaba siempre cuando salía a provincias a trabajar. Las cartas de mis tías, hermanas de mi padre, también eran esperadas así como las Tarjetas de Saludo Navideño. El propio cartero enviaba la suya a cada casa.
Ya en mi primera juventud, al terminar el colegio, me inscribí en una organización que proporcionaba direcciones de jóvenes que deseaban conocer gente a través del intercambio de cartas. Producto de ello, conocí a una joven como yo que vivía en Tampico, México. Ella se llamaba María Elena Chávez Chew, con quién nos escribimos hasta 1980. 

Escribir una carta era toda una ceremonia así como llevarla a la oficina postal. De Perú a México demoraba unos 10 días y uno recibía la respuesta en otros 10 a 14 días, dependiendo si contestaban al momento. Todo empezaba desde comprar el papel carta y los sobres y luego pegar las estampillas y dejarlas en el buzón.
Recuerdo que mi hermano Roberto escribía y recibía respuesta de grandes constructores de barcos en Japón; mi hermano Juan de cursos de Charles Atlas y mi madre de las Escuelas Americanas. Toda esa correspondencia la traía puntualmente nuestro cartero cuyo andar era siempre presuroso y ante la pregunta si teníamos correspondencia siempre tenía la respuesta precisa y amable.

Hoy el cartero casi ha desaparecido. Cada vez tiene menos trabajo pues hasta los recibos de servicios, estados de cuenta y otros reportes financieros  los recibimos digitalmente.  En los 90s el servicio postal en Alemania recibía transferencias o a través de él se podía enviar dinero y otras especies. Hoy couriers privados como DHL y Western Union ya han ocupado esos lugares en Alemania y en todo el mundo. Y ni qué decir de los telegramas que dejaron de enviarse o recibirse hará muchos años. 

Mis últimas cartas las escribí el año 2000 año que abrí mi primera cuenta de Hotmail. Con el tiempo incluso dejé de tener contacto con muchos amigos preinternet. Sin embargo con el internet conocí nueva gente como mis amigas Lidi y Elvira con quienes ahora me comunico por el Whatsapp. Cambió el medio pero las amistades se mantienen.
Ya son muy pocos que reciben una tarjeta de saludo, salvo el caso de una vecina que siempre recibe cartas de algún familiar de Estados Unidos.  Caso raro¡

Hoy la vida se ha vuelto infernalmente rápida. Recibimos saludos, mensajes, información y otros en segundos, en cantidades inmensas. La forma de escribir ha variado. Antes escribir una carta requería arte, que a veces se alquilaba.; sino  pregúntele a Vargas Llosa. Hoy ya ni se escribe bien y muchas veces recibimos noticias falsas (“fake news”) a las que incluso le damos fe.

Han pasado los años y aún me parece ver llegar por mi casa al cartero de mi barrio. Donde esté, le mando un abrazo.

3 comentarios:

  1. Lindo artículo. Siempre es grato leer tus artículos, acompañados con unas galletas y una buena tasa dd café.

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  2. Muy buen articulo. Gracias amigo por mencionarme.
    El conocer personas y hacer amigos, es un privilejio. No importa el metodo o la forma. FELICIDADES, siga adelante.

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  3. Maria Elena falleció en enero de este año, sigue siendo muy doloroso.

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