Era una persona de unos 50 años,
trabajador y siempre atento. No recuerdo su nombre pero siempre estará en
mi memoria. Era el cartero del barrio,
oficio que hoy casi ha desaparecido
debido a la tecnología, celulares inteligentes, Facebook, Correo Electrónico,
Whattsapp, Messenger y tantos otros.
De niño esperaba las cartas de mi padre que enviaba
siempre cuando salía a provincias a trabajar. Las cartas de mis tías, hermanas de mi padre, también eran
esperadas así como las Tarjetas de Saludo Navideño. El propio cartero enviaba la suya a cada casa.
Ya en mi primera juventud, al
terminar el colegio, me inscribí en una organización que proporcionaba
direcciones de jóvenes que deseaban conocer gente a través del intercambio de cartas. Producto de ello, conocí a una joven como yo que vivía en
Tampico, México. Ella se llamaba María Elena Chávez Chew, con quién nos
escribimos hasta 1980.
Escribir una carta era toda una
ceremonia así como llevarla a la oficina postal. De Perú a México demoraba unos
10 días y uno recibía la respuesta en otros 10 a 14 días, dependiendo si
contestaban al momento. Todo empezaba
desde comprar el papel carta y los sobres y luego pegar las estampillas y
dejarlas en el buzón.
Recuerdo que mi hermano Roberto escribía y recibía respuesta de grandes constructores
de barcos en Japón; mi hermano Juan de cursos de Charles Atlas y mi madre de
las Escuelas Americanas. Toda esa correspondencia la traía puntualmente
nuestro cartero cuyo andar era siempre presuroso y ante la pregunta si teníamos
correspondencia siempre tenía la respuesta precisa y amable.
Hoy el cartero casi ha
desaparecido. Cada vez tiene menos trabajo pues hasta los recibos de servicios,
estados de cuenta y otros reportes financieros
los recibimos digitalmente. En
los 90s el servicio postal en Alemania recibía transferencias o a través de él
se podía enviar dinero y otras especies. Hoy
couriers privados como DHL y Western Union ya han ocupado esos lugares en Alemania y en todo el mundo. Y ni qué decir
de los telegramas que dejaron de enviarse o recibirse hará muchos años.
Mis últimas cartas las escribí el año 2000 año que abrí mi primera cuenta de Hotmail. Con el tiempo incluso dejé
de tener contacto con muchos amigos preinternet. Sin embargo con el internet
conocí nueva gente como mis amigas Lidi
y Elvira con quienes ahora me comunico por el Whatsapp. Cambió el medio pero las amistades se
mantienen.
Ya son muy pocos que reciben una tarjeta de saludo, salvo el caso de
una vecina que siempre recibe cartas de algún familiar de Estados Unidos. Caso raro¡
Hoy la vida se ha vuelto
infernalmente rápida. Recibimos saludos, mensajes, información y otros en
segundos, en cantidades inmensas. La forma de escribir ha variado. Antes
escribir una carta requería arte, que a veces se alquilaba.; sino pregúntele a Vargas Llosa. Hoy ya ni se
escribe bien y muchas veces recibimos noticias falsas (“fake news”) a las que
incluso le damos fe.
Han pasado los años y aún me
parece ver llegar por mi casa al cartero de mi barrio. Donde esté, le mando un
abrazo.
Lindo artículo. Siempre es grato leer tus artículos, acompañados con unas galletas y una buena tasa dd café.
ResponderBorrarMuy buen articulo. Gracias amigo por mencionarme.
ResponderBorrarEl conocer personas y hacer amigos, es un privilejio. No importa el metodo o la forma. FELICIDADES, siga adelante.
Maria Elena falleció en enero de este año, sigue siendo muy doloroso.
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