viernes, 31 de mayo de 2019

SERVICIO MILITAR, OBLIGATORIO Y UNIVERSAL

Cuando niño aprendí a querer a mi Patria porque mis padres, mis hermanos y mis maestros me lo enseñaron. Miraba con admiración a tres amigos de mi hermano Roberto que entonces eran cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos (Boris Díaz y José Williams) y en la Escuela de Oficiales  de la Fuerza Aérea (Víctor Perea).  De Boris no sé mucho hoy en día. A Víctor lo encontré de nuevo hace 18 años y con José mantengo una cordial amistad. El es General de División (r) y fue Jefe del Comando Conjunto de la Fuerza Armada y es uno de los héroes vivientes de nuestra Patria. Defensor de nuestras fronteras en el Cenepa y Defensor de la Democracia habiendo enfrentado al terrorismo en los diferentes frentes.

A los 16 años terminando el Colegio quise ingresar al Servicio Militar como voluntario. Fui a ver a Boris, entonces Capitán del Ejército que estaba destacado en el BI 39 acantonado en el Real Felipe. En ese entonces era muy delgado, razón por la cual no me aceptaron en el cuartel. “No vas a durar ni una semana. Regresa el próximo año”, me dijo Boris. Vestir el uniforme de la Patria es  parte de la agenda pendiente que tengo en mi vida.
Ya en la universidad, una compañera de estudios Milagros Moreno, cuyo hermano era entonces Teniente Coronel del Ejército, iba a clases los sábados vistiendo el uniforme de la Escuela de Paracaidismo, cuya primera promoción femenina integró. La miraba con sana envidia . Ella lucía orgullosa el camuflado y sus amistades no entendía el por qué pero yo sí.

Pasaron los años y de alguna manera compensé mis sueños de niño, que no cristalicé finalmente por limitaciones de orden médica. En el año 2001 siendo Asesor del Maestro Pablo Macera, entonces Congresista, recibí la invitación para participar en un Curso de Defensa Nacional. En la entrevista, casualidades de la vida, me encontré con Víctor que era Mayor General de la FAP y Subdirector del Centro de Altos Estudios Nacionales, fundado con el gran visionario General EP José del Carmen Marín Arista.
En aquel Curso hice grandes amistades con Juan Carlos Figueroa, Eduardo Ramírez, Cecilia de la Rosa, Jaime Vergara, Nidia Vilchez, Dora Mesías, Armando Rivera, Marcela Vélez y otros, todos ellos civiles, con excepción de Juan Carlos que en su años de primera juventud fue Maestro de Saltos de la Escuela de Paracaidismo del Ejército y los miembros de la Policía Nacional Coronel (r) Juan Francisco Celi y Comandante (r) Luis Alberto Stein,  del Ejército el Teniente Coronel (r) Manuel Zamudio y el Mayor (r) José Torres y y de la Marina, Contralmirante  (r) Marcial Vicuña, todos excelentes oficiales.
Mi paso por el CAEN me hizo vivir aunque durante pocas semanas la vida en un Centro de Formación de la Fuerza Armada y constaté de la valía de sus miembros, en especial de nuestro Jefe de Curso el Capitán de Navío Armada Peruana  (r) Néstor Garrido (QEPD). En el CAEN aprendí que en las Fuerza Armada también se debate y que “las ideas se exponen, no se imponen”.

Volviendo al tema del Servicio Militar (SM) dejó de ser obligatorio y creo que fue un error a pesar de algunos abusos que se daban en las famosas levas. En el SM los jóvenes aprenden un oficio, hoy en día ganan puntos para postular a una Escuela de Oficiales de los diversos Institutos y también para acceder a la llamada Beca 18, tal como sucede en Estados Unidos. Pero sobre todo, aprenden a amar al Perú, saben lo que es la disciplina y fortalecen su espíritu y su cuerpo. Cabe mencionar que grandes hombres hicieron el SM, gente que triunfó no solo luego en la vida militar sino también en la sociedad como profesionales, empresarios y otros sectores de la misma. 
La Fuerza Armada no solo protege nuestra integridad sino que en época de paz, realiza valiosa acción cívica como en el Fenómenos del Niño del 2017 en la que participaron activamente sus miembros que cumplían Servicio Militar.

Sin embargo hay una corriente en contra del Perú y de sus Instituciones que busca por todos los medios no solo debilitar y por ende destruir a la Fuerza Armada, Institución Básica de la Sociedad. Y lo hacen atacando entre otras cosas a los hombres que visten el Uniforme de la Patria y a los diversos mecanismos de acercarla a la Sociedad como es el mencionado Servicio Militar.

Finalmente, viene a mi memoria un día que estaba en la Estación Central de Trenes de Zurich, Suiza, donde vi a dos jóvenes con sus mochilas y fusiles esperando a su Batallón para hacer maniobras. En Suiza, país democrático y desarrollado, el Servicio Militar es obligatorio y universal. Nadie se salva de cumplir con su deber. Es inimaginable no hacerlo y menos buscar “conexiones” para evadirlo.


Imitemos los buenos ejemplos¡ Honremos a nuestra Patria y auspiciemos que el Servicio Militar en el Perú sea como en Suiza, universal y obligatorio.

Foto: Peru21

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