Miré con cierta sorpresa una
noticia que mostraba el “pequeño” auto que había comprado Cristiano Ronaldo por
la friolera de 12 millones de dólares.
Es entonces que me surge la
siguiente pregunta; ¿Somos o Tenemos?
Creo sin duda alguna “somos” antes que
cualquier cosa y no tengo dudas tampoco al sostener que “tener” nos ayuda a “ser
mejores”; siempre y cuando exista terreno fértil dónde sembrar o abonar.
Hay gente que esconde sus
falencias personales en un terno de marca o conduciendo un auto de muchos miles
de dólares., pero en su cerebro no hay mucha información relevante que mostrar
y en su espíritu, ni valores ni menos virtudes.
Ser solidario y generoso no son
cualidades que podamos encontrar en las personas con mucha frecuencia. Vaya que
si lo he comprobado en estos días. Tampoco la franqueza. Hay muchos amantes del “te paso la voz” cuando sabemos que nunca lo harán o del “no te preocupes” cuando la verdad es
que sí tendríamos que preocuparnos.
Para que esto cambie, hay que
educar desde pequeños a los seres humanos. La educación viene del hogar que nos
forma en valores, en principios y en conductas intachables. ¿De qué vale que
desde niños tengamos todo lo que pedimos si no tenemos lo más importante, vale
decir el cariño de nuestros padres y una formación sólida.
Cuando decíamos que “tener” nos ayuda a “ser mejores” me
refiero a que sin un mínimo de recursos no podemos acceder a libros que nos
eduquen, formación física que labre nuestros cuerpos y a tantas necesidades que
nos hagan seres humanos integrales.
Ayer un amigo me comentaba dos frases muy trilladas a la hora de “sacar
en cara algo”. Una de ellas es “no
sabes con quién te has metido”, cuando probablemente nos hayamos metido con
“nadie” y la otra frase es “te doy de
comer” tratando de hacer ver que gracias a alguien uno vive o trabaja;
cuando en realidad no sea ello sino tan solo una contraprestación. Alguien
brinda sus servicios y otro paga por ellos; sin que ello implique “un favor
especial”. ¿Lo entenderán esos bocones?
Hoy en día vivimos en un mundo de
apariencias y donde creemos que “todo lo
que brilla es oro”; cuando realmente es solo lo dicho anteriormente, “una apariencia”.
El otro día en el bus escuchaba
una gran verdad de boca de una aparente simple vendedora pero que decía algo
muy cierto e inteligente. “Yo estuve
sentada donde ustedes están y no prestaba atención cuando alguien como ahora yo
ofrecía unos dulces”. A continuación dijo. “Seamos empáticos con nuestros semejantes; no los miremos con desprecio o desdén. Yo nunca me
imaginé estar a miles de kilómetros de mi casa vendiendo de bus en bus”.
Muy cierto lo que decía esta joven. No
esperemos pasar por lo mismo que otros para entenderles, ser solidarios y
extender nuestra mano generosa.
Una vez escuché algo muy verdadero. “Nunca somos tan pobres como para
no dar algo de nosotros, ni somos tan ricos como para no necesitar siquiera una
palabra del prójimo” .
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