El otro día conversaba con un
amigo sobre la existencia de una vida más allá de esta. El Paraíso que Dios
ofrece a quienes lo merecen por lo bien hecho en esta Tierra.
Es asunto de Fe que constataremos
no tengo duda cuando tengamos que rendir cuentas en el Juicio Final. Algunos no
creen en ello pero Dios tiene reservado la Salvación Eterna aún para los que no
creen si se arrepienten en el último momento de su existencia.
Este amigo me la puso difícil.
¿Qué pasará con aquellos que no supieron de la Buena Nueva en vida, como en el
caso de los habitantes del Imperio Incaico, antes de la llegada de los
españoles y la Evangelización? Creo que ellos también están comprendidos en el
Plan de Salvación como aquellos que profesan otras confesiones pero que llevan
una vida correcta.
Hoy en día, lo vemos a diario, sectores
buscan destruir la Fe ofreciendo lo que la Biblia llama “becerros de oro”. La
sensualidad del poder, de la riqueza mal venida y una vida llena de placeres
mundanos son ofrecidas temporalmente a
cambio de la Salvación Eterna. ¿Usted cambiaría unos años de aquella vida por
toda una vida eterna? Un mal negocio, a todas luces si escogiera lo primero.
Es lamentable que pase ello e
incluso Pastores de la Iglesia Católica actúen en contra de los principios y
juramentos hechos. No es posible tampoco que otros se pongan de costado y
promocionen agendas aberrantes so pretexto de un liberalismo lamentable. Menos
aún que se aparten de los preceptos de la Iglesia y enarbolen la mal llamada “teología
de la liberación” y caminen del brazo con sectores violentistas y contrarios a
nuestra Fe.
Es hora de volver a las fuentes
del Catolicismo y por supuesto a la lectura de las Sagradas Escrituras, fuente
de Verdad y Vida. Desde este blog aportamos con un granito de arena publicando
los domingos el Evangelio y una breve reflexión.
No caigamos en la confusión y
menos perdamos el horizonte. Sin embargo ello no quiere decir que no caminemos
del brazo con creyentes de otras confesiones a la hora de luchar por principios
intransigibles. El camino está ya señalado en las luchas por la Vida, la
Familia y el Orden Natural sin que ello nos lleve a perder nuestra identidad y
menos nuestro propio camino.
Foto: radioiglesia.com
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