miércoles, 22 de mayo de 2019

HACER EL BIEN, SI REDITUA

 El tiempo pasa rápido, ¿alguien lo duda? Ayer nomás aprendía a leer con la Tercera que traía mi padre cuando regresaba en las tardes-noches luego de su jornada laboral. Eran los años que, de niño, decía que “no quería crecer” Algo de razón tenía. La vida entonces tenía pocas responsabilidades, comer, portarse bien y dormir temprano.
Pasaron los años y tuvimos que empezar a tomar decisiones. Seguir una vocación que creíamos segura pero que no fue; empezar luego al poco tiempo una carrera universitaria, un trabajo que afrontar con todas las responsabilidades que conllevaba y al tiempo, tomar estado. Algunas cosas las hicimos bien, otras regular  y en otras fallamos. Así es la vida. Cabe señalar que todo lo bueno que pude hacer lo hice con el apoyo invalorable de mi madre y de mi hermano Juan, quien asumió el papel de mi padre cuando él murió en 1972.
Llegará el tiempo, más temprano que tarde, que debamos dar cuenta de nuestros actos y finalmente, ese será el examen más difícil que debamos rendir.

El pasado lunes leí la siempre amena y aleccionadora columna de mi amigo José Cevasco, en el diario Expreso, a quien admiro y trato de emular con las variantes propias de nuestros estilos. Concuerdo plenamente con él en que compartimos algunas vivencias, sobre todo con la gente joven. Es cierto que nadie aprende de errores o aciertos ajenos pero al menos nos sirven de referencias.
Es así que como cuando el buen Pepe Cevasco le metió ganas y concluyó satisfactoriamente sus estudios en España; a mí me tocó vivir una circunstancia que marcó mi estadía en Alemania cuando gané una beca para seguir un Programa de Entrenamiento ofrecido por el Dresdner Bank.
Resulta que cuando estuve las primeras ocho semanas en Freiburg, el banco había pagado todos los gastos que representaban mi estadía. Cuando escogí  una de las alternativas, hubo un sobrante cercano a los 2000 dólares. Pude quedármelos sin informar nada al encargado del Programa pero decidí comunicarlo en vista que consideré que era lo correcto. Así lo hice pero entonces en el banco no había un procedimiento de devolución. Es así que me autorizaron para que dispusiera ese saldo en vista que “ya había sido desembolsado”.
Fue una grata sorpresa que posibilitó hacer unas compras no previstas y viajar cada fin de semana de mi estadía. Claro que al final del Programa hice un viaje largo por 14  países.
Está claro que hacer el bien o portarse correctamente da réditos. Al tiempo, el propio banco me invitó una semana de vacaciones en Berlín, que inicialmente no estaba prevista en el programa original y viendo mi dedicación, “me sugirieron” que saliera después del almuerzo, algo que consideré raro. Los alemanes mismos me “pedían que chambeara menos”.

Actuar bien en la vida pareciera más difícil así como tomar el camino más duro pero es lo que da más satisfacciones en la vida. Uno deja gratos recuerdos de su persona y cómo han visto, también da satisfacciones inesperadas.


Cómo dice Cevasco, espero que esto lo lean sobre todo los jóvenes; hoy que vivimos un mundo sin valores y siempre pensando en transitar “acortando tiempos, plazos y deberes”. Hacer el bien SI REDITUA¡

Foto: porfirioflores.org

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