lunes, 27 de mayo de 2019

NO A LAS DROGAS

Ayer leía un informe en diario Expreso sobre el fracaso de la lucha contra el narcoterrorismo en el VRAEM.
Gente que sabe como el General Longa y el Almirante Tubino ponen los puntos sobre las ies respecto a este grave problema que  amenaza el futuro de nuestra sociedad.
Junto con este informe, otro publicado en el Dominical de El Comercio sobre la música que escuchan nuestros jóvenes, nos causan gran preocupación.

Toda la vida, desde que tengo uso de razón se ha cuestionado el papel de la música y su influencia, mas hoy en día ésta es mayor por el impacto de la tecnología.
Desde la música psicodélica y su relación con el consumo de LSD y la evidente exaltación del consumo de drogas como era el caso, por citar dos casos, de las canciones Cocaine de Eric Clapton y Lucy in the sky with Diamonds de Los Beatles (LSD). Luego, ni qué decir sobre la relación del Reagge y el consumo de marihuana.
Hoy hay un género musical llamado Trat, nombre relacionado con las casas donde se consume crack en los barrios pobres de USA.
Y no sólo hablemos del peligro de las drogas sino el uso que le dan sectores radicales y proterroristas a géneros como  el Hip Hop y el Regueton para promover su ideología de muerte.
Hoy en día frente a la lucha que afronta la sociedad contra una agenda aberrante, cabe señalar el papel que cumple un sector muy poderoso para esparcir propuestas de muerte como la legalización de las drogas, empezando por el llamado "uso medicinal" para continuar luego con" el uso recreativo" o sea del consumo vicioso y maligno.
Preocupa que en la PCM esté una persona que está a favor de esa legalización así como la influencia del novelista Mario Vargas so pretextos como "la libertad o la incapacidad para combatir el tráfico de drogas en todo su círculo maligno, desde el sembrío de hojas de coca.
Ya es hora de frenar" la venta" de falsos íconos y las ideologías de muerte y aberraciones.
Ni ayer, las muertes de Jimi Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobian ni hace pocos años de Amy Weinhouse pueden convertirse en íconos para nuestra juventud sino en ejemplos de vidas descarriadas y la constatación de que la droga sí mata.

Foto: Fundación MAPFRE

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