En los años 90's con la decisión del gobierno del Presidente Fujimori cientos de terroristas fueron apresados, juzgados y condenados con drasticidad gracias a leyes antiterroristas ad hoc.
Se acabaron "las trincheras luminosas de combate" y algunos fiscales y jueces dejaron de ser cómplices del terrorismo. La prensa terrorista (el diario y cambio) dejó de circular libremente, muy a pesar de los tontos útiles que la defendían so pretexto de "la libertad de expresión", como hoy también sucede.
No había otra salida; o se combatía el terrorismo o el Perú desaparecía ahogado en la sangre de los asesinados por las agrupaciones subversivas.
La nueva estrategia basada en el empleo adecuado de la Inteligencia, la promoción del desarrollo y por cierto la represión de las Fuerzas Armada y Policía Nacional dio sus frutos.
El terrorismo fue derrotado militarmente pero no ideológica ni políticamente. Tras un poco más de 23 años seguimos enfrentados al peligro de una amenaza terrorista en una nueva versión, que incluye "una ofensiva cultural y mediática" y la difusión de "una falsa historia", ya no de hace décadas sino incluso reciente.
Ayer, quizás, se ha dado inicio a una nueva etapa que empezó con la publicación de un libro que hace apología a "la lucha" del profesor ladrón", seguido con un sospechoso amago de "ataque cardiaco" y pedidos de "amnistía" para el golpista comunista.
El preso preventivamente fue llevado a un hospital cercano de la cárcel donde purga carcelería para ser "tratado" pero, ¿se habrán tomado todas las garantías para evitar la fuga de Castillo? En las afueras de ese hospital -¿qué raro, no? había un grupo de cómplices del preso atacando a la prensa y en especial a la periodista de PBO Analex Rivera. ¿Qué nos tienen qué decir el jefe del ineficiente (por decir lo menos) Instituto Nacional de Penitenciaría, el Ministro Justicia, el Primer Ministro Otárola y la propia Presidente Boluarte, en algún momento socia y subordinada del ladrón encarcelado?
¿O será que en un aparente descuido Castillo ponga pies en polvorosa y termine pidiendo asilo en una embajada cómplice?
Esto último no sería ni raro ni sorpresivo; lamentablemente el Perú es un país de "hechos consumados" y en donde nadie asume responsabilidades y pocos pagan por sus delitos.
Mucho ojo¡ Ya Castillo armó un sainete el 2017 en la Avenida Abancay en plena "huelga magisterial". ¿Se acuerdan de aquel "tírate al suelo"?
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