Pasan los años y las verdaderas amistades son como el buen vino; son cada vez mejores.
Ser amigo no significa solo recibir sino sobre todo dar. Hay amistades que son recientes y otras que duran toda la vida; el secreto que ello sea así es el respeto, la tolerancia y aceptar que no siempre están presentes físicamente pero sí pendientes de lo que nos pase.
Hoy en día, las cartas y los telegrámas de antaño han sido reemplazadas por los instantáneos mensajes de las redes sociales y las difíciles llamadas telefónicas de hace 25 años ahora son inmediatas gracias al celular o al WhatsApp. Ya no hay pretextos para no saber uno del otro. Si bien la vida es terriblemente llena de preocupaciones y ocupaciones, ellas no impiden que nos tomemos un momento para comunicarnos con nuestros amigos.
"En las buenas y en las malas" es un juramento legal que hacemos en la vida pero en el caso de las amistades es moral, un compromiso que no necesita papeles firmados o contratos.
Como dice un sabio dicho, "tener amigos es tener una fortuna" y vaya que es así. Y no hablemos de aquellos que son generosos con uno, sino que en los momentos más apremiantes tienen una palabra de aliento, un consejo oportuno o nos dan la mano cuando pareciera que todo se derrumba. Sin embargo, como ya lo dijimos es un deber moral tender la mano no solo a los amigos que nos favorecen sino a quienes nos necesitan.
Ser agradecidos y leales son dos mandatos que nos imponen nuestros principios y valores y que mejor que expresar ello en una fecha significativa como cuando nuestros amigos cumplen años y por cierto no solo en esa fecha.
Es por ello que quiero finalizar este artículo celebrando el cumpleaños de Lourdes, una leal e incondicional amiga que a lo largo de los años, pese a las vicisitudes de la vida ha estado conmigo, mi eterna y estimada "Batería".
A través de estas líneas desearle lo mejor y que este año que empieza sea lleno de salud, felicidad y prosperidad.
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