Nuestros gobernantes, incluyendo el ex PCM Otárola, parecen vivir en una nube, en un mundo irreal; algo que les hace decir que "vivimos en un país seguro y próspero".
¿Qué sucede con ellos? ¿Sufren de una precoz demencia senil o será que se mueven en medio de liebres y patrulleros y creen que vivimos en un país seguro?
¿Escucharán noticias o leerán siguiera los titulares de los principales diarios, en los que a diario se informa de muertes, asaltos, secuestros y extorsiones? No entendemos por qué no se acierta aún con nombrar un buen ministro de Interior o qué tiene qué pasar para dotar de logística y financiamiento a la Policía para que pueda combatir la inseguridad.
Este último cambio de Primer Ministro fue una oportunidad perdida -no un síntoma de estabilidad- para remover a ministros como el mencionado de Interior, Salud, Producción y algunos más.
Los principales ministerios como el de Transporte y Comunicaciones y el de Vivienda, Construcción y Saneamiento no dan pie en bola y alguien que daba esperanza como el Ingeniero Mucho no tiene respuestas para el grave problema que significa PetroPerú y menos no nos dice qué hará para poner en marcha millonarias inversiones mineras.
Para desgracia de nuestro Perú, la Presidente Boluarte sigue enredada dando explicaciones sobre lo qué hace o no hace su hermano Nicanor o apoyando al ex PCM Otárola, al que invitó a la juramentación de su reemplazo pese al escándalo que significó su salida.
Es hora que el nuevo PCM Adrianzén nos diga qué va hacer, señalando objetivos y metas claros y que no nos sigan "columpiando" al punto que alguien que merece nuestro respeto como es el Canciller salga a anunciar "un nuevo plan" y hasta ahora no sabemos de qué se trata.
Ya no podemos seguir viviendo de promesas, mecidas o de humo: menos floro, más acción.
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