Un tranquilo domingo volvió a convertirse en todo lo contrario tras conocerse que el programa dominical Panorama transmitiría un audio sobre una supuesta conducta delictiva del Primer Ministro Otárola. Este audio se pudo conocer previamente en las redes sociales lo que hizo que el propio acusado se apurara en desmentir ello y asegurara que todo es un complot en su contra.
Es de conocimiento público que hay una pugna en el poder entre el propio Otárola y Nicanor Boluarte, hermano de la Presidente. Otra vez surge entre las sombras un poder informal, el cual tiene también serios indicios que demostrarían la comisión de un sinnúmero de delitos y de situaciones poco claras.
Esta pugna habría escalado al punto que ambas partes se habrían infringido serias "heridas", con consecuencias probablemente "mortales" para Otárola (su despido o renuncia se daría en las próximas horas) pero también para el hermanísimo, cuyo "poder" se habría puesto en evidencia, una vez más.
La respuesta oficial se produjo al rato de propalarse "oficialmente" el audio en el mencionado programa dominical; pero una vez más, de manera blanda y cautelosa. Estando Otárola fuera de país en comisión de servicios, Boluarte -la Presidente- esperará su regreso para tomar una decisión, aunque las pruebas que incriminan a Otárola son aparentemente irrebatibles; salvo que el audio no pase las pruebas que lo autentifiquen (ya se habla de una invención con la ayuda de la Inteligencia Artificial), pero otras pruebas contrastan que el intercambio de favores sí se habrían producido. Hechos como el denunciado por Panorama ya se habrían producido no una sino varias veces.
Las casualidades a veces son perversas. Otárola está en Canadá en un evento minero; tal como estuvo Vizcarra antes de regresar para ocupar la Presidencia tras la renuncia de PPK. La diferencia seria que Otárola regrese para dejar el cargo de Primer Ministro, sea que fuera "invitado a renunciar" o sea despedido con menos elegancia. Sea cual sea la salida, el camino de Otárola debería ser la prisión preventiva. Lo denunciado no es una inconducta ni menos un hecho originado porque "la carne es débil" sino un delito plenamente configurado.
Lo que sigue es preguntarnos si hay vida (política) para la Presidente Boluarte después de la caída de Otárola, su principal colaborador y quién hizo posible el ascenso de quien fue ministra del corrupto Castillo por casi la totalidad de su "mandato" y su socia política (vicepresidente por designación de otro corrupto, el prófugo Cerrón).
Algunos dirán que es necesario apoyar a Boluarte para que se mantenga en el cargo a fin de preservar "la continuidad democrática": otros y la gran mayoría de peruanos no tardarán en exigir el fin de la continuación del "castillismo" y se abra un proceso que termine no solo con la actual Presidente sino con el mismo Congreso.
Mucho tendrán que decir el fujimorismo y otras fuerzas políticas presentes en el Congreso, quienes -otra paradoja- apoyaron a Vizcarra para que sea Presidente y al que finalmente "le cortaron la cabeza el 2020. Hoy esas mismas fuerzas deberán evaluar si siguen apoyando a un gobierno incapaz o dan un paso adelante y la mandan a su casa. Sin embargo, nuestra desgracia es que "el remedio sería peor que la enfermedad". Quien constitucionalmente reemplazaría hasta que jure un nuevo gobierno nacido de unas elecciones adelantadas, sería el inefable Presidente del Congreso Soto. Será entonces que otra vez tendremos que buscar en el Congreso a alguien que pueda conducir al país en la búsqueda de una salida.
Volviendo al presente inmediato, Otárola ya debería estar camino a Barbadillo y la Presidente Boluarte, o evaluando un nuevo gabinete ministerial o escribiendo su carta de renuncia si no es que el Congreso ya inice un proceso de vacancia, para nuestra desgracia como país que repite una vez los mismos errores garrafales.
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